XXI Conversación Clínica del Instituto del Campo Freudiano en España – ICFE
Con la intervención de
Miquel Bassols y
Esthela Solano-Suárez
Barcelona
1 marzo 2025
AUDITORI L´ILLA – Diagonal 547
Horario de 10 a 19 h.
Partamos de la afirmación de Jacques Lacan: “No hay entrada posible en el análisis sin entrevistas preliminares”1. La frase es asertiva y tajante, precedida de una consideración en la que indica que él insiste sobre esta condición ante aquellos que vienen a solicitar sus consejos.
¿Quid de las entrevistas preliminares, condición necesaria para que haya entrada efectiva en el análisis?
Pedir una cita a un analista, presentar las razones que han empujado a tomar esta decisión, hablar de aquello que aqueja al demandante, son condiciones necesarias, pero no suficientes para que, en una suerte de continuidad sin corte ni acontecimiento, podamos considerar que ya comenzó el análisis propiamente dicho.
Si las entrevistas son calificadas de preliminares, el adjetivo indica una temporalidad que precede y hace posible que se atraviese un umbral, el cual marca un “antes” y un “después”, es decir que haya un advenimiento que es acontecimiento.
Una condición fundamental en este caso es relativa a la transferencia. Como Lacan lo subrayó, al principio de un análisis está la transferencia. Esta no se instala gracias a la convicción de que se acude a un “especialista” que “sabrá” decirme qué hacer para dejar de sufrir.
La trasferencia, según la formulación de Lacan, se estructura sobre la base del algoritmo que distingue al significante del significado, como dos órdenes distintos y separados por una barra. A nivel del significante, Lacan escribe arriba, sobre la barra, el significante de la trasferencia, que se distingue por su singularidad, no siendo el mismo para todos. Ese S1 soporta un enigma, un ¿Qué quiere decir esto? que motiva al sujeto a poder encontrar la respuesta dirigiéndose a un analista, como otro significante, no singular, sino particular, uno entre otros, es decir cualquiera.2
De esta articulación entre dos significantes surge una significación, s minúscula, debajo de la barra, como significación que reenvía al saber inconsciente reprimido, como texto escrito supuesto.3
Lacan indica que el significante “cualquiera” en el lugar del analista nada sabe de lo que se inscribe debajo de la barra. Esta elaboración de saber corre por cuenta del que formaliza la demanda de querer descifrar el enigma.
Este “querer” descifrar constituye una puesta a prueba al orden del día en las entrevistas preliminares.
De ahí que Jacques-Alain Miller formule una indicación simple y luminosa relativa a las entrevistas preliminares, reteniendo dos puntos capitales: “asegurarse de que estamos frente a un síntoma de tipo analítico” y a un sujeto capaz de producir lecturas del inconsciente.4
De estas dos condiciones depende que el paciente, para devenir analizante, vislumbre y asuma la responsabilidad, como decía Freud, “de que de aquello que sufre, goza”.
Este es el umbral, la puerta a atravesar, para comenzar un análisis.
Del comienzo de la partida dependerá su final, en términos de pase.
Es lo que marca la diferencia entre el psicoanálisis propiamente dicho y la psicoterapia.
Miquel Bassols y Esthela Solano-Suárez
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Lacan, J. (1971), Hablo a las paredes, Paidós, Buenos Aires 2012, p. 49.
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Miller, J-A. (1994), “¿Cómo se inician los análisis?”, Donc. La lógica de la cura. Paidós, Buenos Aires 2011, p. 285.
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Miller, J-A., Opus cit., p. 287.
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Miller, J-A., Opus cit., p. 288 y ss.