Marije Palacios e Isabel Gómez (viñeta)*

Grupo de Investigación: El padre en la sociedad actual (1)

La familia para el psicoanálisis es un espacio ocupado por una red de relaciones decidida, a veces, por una determinación biológica, pero sublimadas, en todos los casos por un vínculo, por una relación de palabra.

Sabemos que no hay en la familia nada natural, sino que se trata de una red de lazos voluntariamente decididos, donde se requiere un acto de voluntad, un consentimiento del sujeto para que una función, madre, padre, hijo, se sostenga y se transmita en tanto tal.

El genitor nunca es padre espontáneamente, hace falta una atribución simbólica, una adopción, tanto del lado del padre como del lado del hijo, para que la función se sostenga, para que el intercambio y la transmisión acontezca.

La pareja parental, tome la forma que tome, determina una proporción que funda identificaciones, representando para el sujeto ese lugar donde se despliega y transmite la palabra, el lugar de la cultura, del Otro.

Freud llamó a esto la “novela familiar”, es decir, cómo cada sujeto ha interpretado esa fórmula entre el padre y la madre, y cómo escribe su propia historia en esa trama, qué posición subjetiva resulta de la significación de ese parentesco.

Lacan nos presenta a la familia como residuo que se sostiene más allá de los intentos de reemplazarla por otros sistemas. En el texto “Dos notas sobre el niño”, sitúa las funciones del padre y de la madre como los nombres que marcan una particularidad del deseo de tener un hijo y es desde allí desde donde se genera un nuevo espacio subjetivo que marca la transmisión de un deseo que no sea anónimo. Y es, precisamente en este punto donde padre y madre aparecen como función.

Sitúa la función del Nombre del Padre como fundante del sujeto y no atributos del padre.

En el Seminario V, Lacan anticipa : El Nombre del Padre hay que tenerlo, pero también hay que servirse de él.

El padre está vinculado con la ley de la interdicción del incesto y es mediante los efectos que en el inconsciente del niño tiene su presencia, como lleva a cabo la interdicción de la madre.

Pero más allá de cualquier personaje imaginario, el padre lacaniano nos remite a una función lógica. No se trata del objeto real, aunque así deba intervenir para dar cuerpo a la castración, sostiene Lacan.

El padre es una metáfora que instituye algo del orden del significante; un significante que viene al lugar de otro significante. Esto es el padre en el complejo de Edipo, dirá Lacan.

Un significante que sustituye al primer significante simbolizado, que es el materno. Una estructura donde el niño entra como súbdito y sale con una identificación al Ideal del Yo.

El niño deberá verificar no ya la relación de la madre con el padre, sino la relación de la madre con la palabra del padre. En este momento intervienen tres cuestiones:

  1. El Nombre del Padre, único significante del padre.
  2. La palabra del padre.
  3. La ley en tanto que el padre está en relación con ella.

Vamos a ilustrar este texto con una viñeta que hemos titulado: “El muñeco de porcelana que cobró vida: un hijo vivo”.

Recibimos a Markel desde hace cuatro años en nuestra aula SAT (Aprendizaje de Tareas). Este año cumplirá 20 años; estará un año más en nuestra aula y luego pasará a trabajar en algún taller protegido.

Desde infantil, ha estado en un centro concertado donde compartía curso con niños de su misma edad y tenía apoyo fuera del aula doce horas semanales.

Viene diagnosticado de TGD; es muy frágil emocionalmente.

Al llegar a nuestra clase; en los aprendizajes básicos presentaba una comprensión muy baja en la lectura mecánica. En la escritura la grafía como podéis ver en la fotocopia; copiaba los textos, no escribía espontáneamente y no estructuraba frases sencillas.

No utilizaba el transporte público de forma autónoma.

En relación a la alimentación, sólo comía purés, papillas y frutes pasadas. No conocía los sabores, el ácido del zumo de naranjas le asustaba.

Markel, tiene una hermana menor; aparentemente sufre también el denominado “fracaso escolar”.

A pesar de haberle pedido a la madre en numerosas ocasiones algún informe de Markel, para orientarnos un poco sobre la opinión que otros profesionales se hubieran hecho precedentemente; ha sido imposible.

Sólo nos hemos encontrado con las quejas en relación a Markel (en casa es tirano, terco), y en relación a los diferentes sitios que han atendido a su hijo (lloraba, vomitaba, sufría mucho). Cuando se le propone alguna actividad de tiempo libre o extraescolar, salidas, etc., la madre dice que a Markel no le gusta salir de casa.

En la reunión del inicio de su estadía en nuestro centro con los padres, verifico que será imprescindible la presencia del padre en las reuniones. Propongo cambiar el día de reunión, si es necesario a fin de que pueda asistir.

Se atisbaba en la reunión inicial y las sucesivas cómo el padre intentaba poner un límite a la madre en relación a Markel. Se ha verificado cómo el padre, con sus dificultades, habla de un Markel más humanizado intentando rectificar con respeto y tranquilidad a la madre en sus opiniones relacionadas al joven.

Este pedido al padre de estar presente y su inclusión en tareas junto a Markel tuvo sus efectos. Se pueden señalar en el cuento que Markel ha escrito, donde vemos efectivamente cómo el muñeco de porcelana ha cobrado vida (leer el cuento)

En la actualidad; el padre le lleva a natación tres días a la semana; van al Fnac o al Corte Inglés y mientras el padre va a la sección de informática; Markel va a la sección de juegos o cine. Luego el padre le compra algo; alguna vez ha ido Markel solo.

Esta posición del padre, de autorizarle a la vida; también ha tenido sus efectos en la madre: le deja por ejemplo prepararse el bocata para llevar a clase, le deja ayudar a cocinar los fines de semana. Aunque es una madre muy decidida a seguir colocando a Markel en el mismo lugar.

Nosotros vemos en Markel a un alumno deseoso de que le enseñes; le gustan las responsabilidades, le gustan las salidas (museos, teatros, etc.); le gusta entrar a los bares y pedir para todo el grupo, disfruta de la compañía.

Por otro lado, ya come bocadillos, legumbres, manzana a mordiscos etc., en el taller de cocina ha aprendido a pelar, partir, batir, fregar, cerrar la olla y disfruta de la comida.

A modo de conclusión podemos decir; ha sido la orientación que recibimos del psicoanálisis en el trabajo que realizamos en nuestra aula; donde recibimos jóvenes en una particular situación, lo que nos ha permitido colocarnos como Otro que dice si al sujeto, que apuesta y que finalmente permite que los jóvenes tengan una cierta inserción.

Allí donde como en este caso había la etiqueta de TGD, la apuesta ha sido dar un lugar al sujeto. Este significante de TGD ha sido dejado de la lado apostando por la posibilidad de dar lugar al sujeto.

Vemos en la viñeta que la posibilidad de hacer un uso del “instrumento padre”, ha permitido a Markel una cierta relación con las cosas de la vida que antes no tenía.

 

(1) Integrantes: Lurdes Agirregomezkorta; Itziar del Valle; Beatriz Tomey; Marije Palacios; Isabel Gómez; Paola Patiño
Responsables: Felicidad Hernández; Cristina Califano
Redactora Texto: Marije Palacios
Redactora Viñeta: Isabel Gómez

 

* Trabajo presentado en el VII Symposium de los Grupos de Investigación del Seminario del Campo Freudiano de Bilbao que, con el título “Las prácticas atravesadas por el psicoanálisis”, fue celebrado el 3 de Junio de 2011