Noviembre 2011

16/10/2010

I Conversación Clínica del Seminario del Campo Freudiano de Bilbao
“El Otro malvado”

Con la participación de Marie-Helène Brousse y la coordinación de Carmen Cuñat y Julio González
Esta Conversación Clínica inauguró el curso lectivo 2010 – 2011

El Otro malvado no siempre está encarnado en alguien, puede estar en el ambiente, en el cuerpo del sujeto. Nos interesa localizarlo. Es una amenaza subterránea que el sujeto percibe.

La maldad está en la cadena significante, por el hecho de hablar, porque tenemos que alienarnos a la palabra, porque el significante es equívoco.

En la Conversación fueron presentados siete casos por: Juan Jesús Ugarte, Antonio García Cenador, Estanislao Mena, Carmen Garrido, Pía Nebreda, Jesús Sebastián y María Verdejo. En su posterior discusión, animada por Marie-Helène Brousse, se abordaron, entre otras, las siguientes cuestiones:

  • En la psicosis el objeto no es extraído.
  • El núcleo de la paranoia, donde se da una desconfianza total al Otro, tiene que ver con el lenguaje, porque somos hablados, tenemos que soportar al Otro de la lengua. El poco ser que tenemos debemos extraerlo de la cadena significante. Una manera de soportar esta cadena es hacernos objetos.
  • Traducir la verdad a la lengua del paciente produce una pacificación, más evidente en la psicosis.
  • Hay dos lugares en los cuales no conviene ponerse en las psicosis: el de objeto y el de Otro, porque la persecución está garantizada. En cambio sí hay que ponerse: en el lado de la división subjetiva; o en el lado Ideal, coincidiendo con el discurso universal de manera floja, para que no sean imperativos.
  • Para el psicótico el imposible no existe. No tener el imposible como punto de parada tiene consecuencias. Como sería el retorno al organismo de un goce que tampoco es imposible, sino que es posible. Quizá la elección del Otro malvado viene en lugar de lo imposible.

Ana Zabala


27/11/2010
Shula Eldar

Seminario 18 de Jacques Lacan
De un discurso que no fuera del semblante
Capítulo 8 “El hombre y la mujer y la lógica”

Siempre que hablamos de discurso hablamos de goce representado, atrapado en un discurso. El S1 representa el goce que queda por debajo del sujeto barrado.

Lacan en este momento encuentra un obstáculo en el discurso: no hay ningún discurso que pueda prescindir del Otro. Para salvar este obstáculo cambia el estatuto formal de la letra y del significante, dando lugar al significante solo, sin relacionarse con otro. Hablará del efecto feminizante de la letra, porque es la letra solitaria.

La zona de sombra, lo femenino, fuera de la ley, donde la comprensión simbólica no llega, es una incógnita en el sentido algebraico (x). Letra como carácter, como signo, despojada de sentido, tal como funciona en la lógica. Y ese es el valor que le da al goce femenino. La zona de sombra del goce se aborda con los cuantificadores lógicos (“para todos”, universal, y “existe al menos uno”, existencial). Dibuja un esquema de tres términos para señalar la disyunción de hombre y mujer, y el tercer elemento, el Falo, significante del goce. El Falo funciona como un límite a que la relación sexual pueda escribirse. El problema sexual no tiene una solución significante.

Lo real es la inscripción fundamental que nos orienta, y este Seminario está planteado como esos raíles donde queda clavado algo de la marca fundamental que en el final de análisis hay que despejar. El síntoma es lo más real del sujeto, porque es una escritura, un goce inscrito en el cuerpo, inscripción imborrable, marca de goce, con la que se puede hacer algo.

Ana Zabala

 


 

18/01/2011
Antoni Vicens

Seminario 18 de Jacques Lacan
De un discurso que no fuera del semblante
Capítulo 9 “Un Hombre y la Mujer y el Psicoanálisis”

La clase partió de un “aviso para navegantes”: a medida que avanzan, los seminarios de Lacan se van haciendo más cortos, pero van densificándose. Nuestro trabajo consistiría en adivinar lo que Lacan está buscando ahí. Dimos así una vuelta por el seminario 18 en general y otra por esta lección en particular.

En este seminario hay concretamente dos búsquedas: 1) la de las formas de la sexuación, 2) la de una nueva función de la escritura. Son las dos líneas de trabajo del seminario.

1) La primera se sitúa en el contexto de las doctrinas feministas de la época: El machismo feminista reivindica el reparto equitativo y la no diferencia entre el ser y el tener a grito de: “Las mujeres también lo tienen”. La nueva escritura de Lacan plantea una posición diferente: “la mujer es no-toda” y “están locas, pero no todas y esa locura les hace tener razón”.

2) La segunda búsqueda se sitúa en el contexto de la filosofía de Derrida y su teoría de una hipotética archi-escritura, anterior a la palabra. Lacan critica esta concepción y va estableciendo su hipótesis sobre qué es la escritura, situándola como “hueso de la palabra”.

Pero, ¿qué pasa con el hueso que no existe, el hueso peniano? Aquí aparece la relación entre ambas búsquedas: entre la sexuación y la escritura. Si la escritura es el hueso, lo mas interesante es ese hueso no existe de la sexuación. No existe pero es “como si” lo hubiera… Entonces ¿se puede escribir?

El hueso es la letra, el resto que queda; lo que más tardará en destruirse cuando seamos polvo. La escritura por su parte tiene la función de síntoma. Marca un surco, canaliza un goce y tiene sus efectos. La escritura científica por ejemplo tiene efectos directos sobre la naturaleza (hoy en día se habla del cambio climático, antes de la polución…)

La división subjetiva y la dicotomía entre el síntoma y el fantasma, se plantea ahora entre la escritura y la palabra, aunque sin ser homólogas. El fantasma orientaba en la clínica como límite de goce, pero fuera de esta lógica fálica no nos orienta y no sirve para la psicosis, ni del todo para la mujer.

Esto nos sitúa en el capitulo IX en el que encontramos una escritura provisional de las formas de la sexuación. Se trata de un tránsito hacia algo, de un momento en construcción. Las reflexiones que aparecen sobre la histeria apuntan a los matemas de la sexuación, reflexionando desde el cálculo de enunciados de la lógica: desde al “para todos” del universal y “el existe al menos uno” del existencial.

La referencia al teatro de la histérica nos lleva al inconsciente como “el otro escenario”, que se producía tras el velo fálico. Sugerentes apreciaciones de Vicens sobre la modificación sintomática contemporánea en la cual ya nada sucede en otro escenario ante la caída del telón fálico. El actor, al mismo tiempo que actúa dice “estoy actuando”, con lo cual todo es teatro o nada es teatro. La función fálica, la mujer siempre más allá –o más acá- de esa medida y los semblantes aparecen en el centro de la reflexión.

Iñigo Martínez

 


 

 

19/02/2011
Enric Berenguer

Seminario 18 de Jacques Lacan
De un discurso que no fuera del semblante
Capítulo 10 “Del mito que Freud forjó”

El Seminario 17 se puede situar como una crítica al mito de Freud que Lacan sustituye por la estructura de discurso. En este Seminario 18 hay un cierto cuestionamiento de esa misma estructura. Lacan va socavando los cimientos de lo que ha sido un término de referencia en su enseñanza, hace una tentativa de mostrar que aquello que él había dado como estructura era semblante e intenta buscar una referencia más allá del semblante. Si todo es semblante ¿qué es lo que queda como brújula? “No hay relación sexual”, esto no es un semblante. No hay relación sexual pero ¿qué es lo que hay? En primer lugar lo que va al lugar de lo que no hay es el discurso mismo, todas las construcciones de la civilización, de la cultura ocupan el lugar de un punto de imposibilidad que habitaría el corazón de la relación del ser humano con el goce sexual (como nos dice Freud en El malestar de la civilización). Estas construcciones tratan de remediar ese imposible pero no lo resuelven, tienen el estatuto de un síntoma.

¿Hay algún otro tipo de respuesta a lo que no hay? El falo se convierte en una referencia firme, indudable, en el lugar del vacío aparece el significante fálico. Lacan plantea que el falo designa un agujero en lo simbólico y es este agujero en lo simbólico lo que se convierte en nuestra orientación. No se trata de aquello de la significación del falo que está incluido en el discurso sino aquello del significante fálico que designa lo imposible de significar.

Si Lacan reformula el lugar del falo como tal se ve obligado a resituar también el nombre del padre vinculado al falo en la metáfora paterna. Metáfora y metonimia son del discurso pero lo que a Lacan le interesa es redefinir falo y NP de una forma que no sean referidos al discurso porque lo que está planteando son los límites del discurso. Había articulado NP y falo en términos de metáfora y aquí introduce la dimensión del nombre propio, la nominación dada por el NP.

La dimensión de nominación no es del orden de dar sentido necesariamente. No es una descripción sino que aparece en el lugar donde no hay ninguna descripción.

Lo que introduce aquí Lacan es la temática de vincular la función de nominación al significante del NP.

El falo aparece como respuesta a la ausencia de relación sexual pero eso no dice nada de la singularidad y la función de nominación permite aislar algo de la singularidad. La nominación tiene que ver con una enunciación en nombre propio.

¿Cómo se vincula esto con la cuestión en Freud entre el padre y la castración? Lacan intenta ir hasta el fundamento último de la castración.

Con el mito de Tótem y tabú Freud da una respuesta a la demanda del neurótico de que haya un Otro que responda en el lugar de ese falo que no responde, apela a la función del padre. Entonces Freud construye una figura del padre de goce, del padre castrador que en realidad es una elaboración de una fantasía neurótica pero Lacan está buscando una lógica que vaya más allá de la lógica de la neurosis.

Lo que extrae de la lectura de Tótem y tabú es que el padre es por un lado el único que goza, el 1, pero a la vez es asesinado con lo cual no goza nada, el 0. El padre responde bajo una lógica del 1 y el 0, los dos lados de la castración, el lado de pérdida de goce y el lado de hay goce. El padre de goce dice te castro pero también ordena a gozar.

Hay también la intuición de un vínculo entre la dimensión de la excepción del padre y la dimensión de la singularidad. Son maneras en que Lacan plantea una lógica que acaba anudando la excepción paterna con la nominación vinculada con la singularidad.

Susana Viar

 


 

 

26/03/2011
Fabian Fanjwacks

“La dirección de la cura y los principios de su poder” de Jacques Lacan
Presentación del Escrito

El docente mostró una perspectiva general del Escrito, acompañado por el curso “El desencanto del psicoanálisis” de Miller; la pregunta crucial es: ¿qué es ser un psicoanalista lacaniano hoy?

Señaló la deriva biologizante, la fascinación por la ciencia del neuropsicoanálisis, donde se busca el correlato neurológico de los términos psicoanalíticos con la ayuda de las nuevas técnicas.

Nos mostró un interesante recorrido por los impasses de la IPA, situando los conceptos de contratransferencia, empatía, intersubjetividad, copensamiento… donde las sesiones están invadidas por las emociones de los analistas, a defecto de escuchar lo que dice el paciente y donde un análisis logrado es el que permite sustituir antiguas realidades por un diálogo psicoanalista-paciente, siendo la subjetividad del analista lo que predomina en el proceso.

Y una pregunta ¿qué lugar para el psicoanálisis? en esta época del materialismo, donde el discurso científico se presenta como un semblante articulado que sólo lo real viene a agujerearlo; habrá un lugar para el psicoanálisis si éste hace valer el materialismo del significante a nivel de la red de un sentido de goce que un sujeto puede abordar. Si renuncia a abordar lo real, quedará en el canto de sirena de la IPA.

Esther González

 


 

 

09/04/2011
Estela Paskvan

“La dirección de la cura y los principios de su poder” de Jacques Lacan
Capítulo I ¿Quién analiza hoy?

Este capítulo es el mapa o plan de todo el texto. Lacan afirma que la acción analítica no es el ejercicio de un poder; no se trata de la reeducación emocional del paciente; no se trata del poder, se trata de la verdad.

El analista paga con las palabras (interpretación), paga con su persona (soporta la transferencia), y paga con su juicio más íntimo que va al corazón del ser. El analista es libre en la interpretación (táctica), es menos libre en la transferencia (estrategia), y no es libre en el juicio (política).

La pasión del neurótico se despliega en el eje imaginario. Para que aparezca el S barrado tiene que haber un franqueamiento, un pasaje de lo imaginario a lo simbólico. Este franqueamiento es el primer paso hacia el corazón del ser. En el siguiente franqueamiento la cosa se juega entre el falo y la castración, se trata de la identificación fálica; seguimos en lo simbólico. El siguiente franqueamiento sería hacia lo real: atravesamiento del fantasma. Se trataría de desarticular lo que está coordinado en el fantasma entre el S barrado y el objeto a. Posteriormente, en “Encore”, el objeto a tomará valor de semblante, de síntoma (manera de gozar que está en el síntoma), y sustituirá S barrado por “parlêtre” (S barrado más cuerpo, hablante-ser), donde la sustancia gozante pasa por un cuerpo.

Estela Paskvan concluye diciendo que la respuesta a la pregunta de Lacan ¿quién analiza hoy?, hoy en día, habría que ir a buscarla a nuestras Escuelas. Los resultados del Pase, dice, nos deberían dar las respuestas, no sólo los testimonios, sino también las enseñanzas de los cárteles del Pase, que se van a inaugurar. Para saber cuál es la política, y hacia dónde nos dirigimos.

Ana Zabala

 


 

 

07/05/2011
Laure Naveau

“La dirección de la cura y los principios de su poder” de Jacques Lacan
Capítulo II ¿Cuál es el lugar de la interpretación?

Cuál es el lugar de la interpretación? Pregunta que aborda en este capítulo de un texto más amplio, que sirve como disparador para realizar una crítica, una denuncia y proponer una dirección. Es un manifiesto, apunta la docente, constituido por 4 preguntas y una sola respuesta lacaniana que resuena como imperativo, como un programa dirigido a los analistas: “Hay que tomar el deseo a la letra”. Naveau apunta que en la interpretación hay una abstención de reglas, salvo la regla del significante y retoma la definición que Lacan da en el texto: “La interpretación, para descifrar la diacronía de las repeticiones inconscientes, debe introducir en la sincronía de los significantes que allí se componen algo que bruscamente haga posible su traducción…”. Esta definición da importancia al significante en la localización de la verdad analítica. La doctrina lacaniana del significante se funda en el hecho de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, el significante tiene efectos de significado, tiene su lugar. Lacan nos dice que la interpretación verdadera depende de sus efectos, no de la convicción que acarrea; al contrario de la Ego Psychology que solicitan el asentimiento del sujeto y que sin él, analizan la resistencia del mismo. Es decir, para el psicoanálisis lacaniano, no hay otra resistencia al análisis que la resistencia del analista. Para los analistas del Yo, la interpretación es pospuesta a la instalación de la transferencia. En este punto, la docente retoma la enseñanza de Freud en su caso del Hombre de las ratas y de Dora, para indicar que no hay que utilizar el poder de la sugestión sino que el analista debe dirigirse al significante, al goce. La dirección de la cura se ordenaría según un proceso (orden lógico) que va de la rectificación de las relaciones del sujeto con lo real, hasta el desarrollo de la transferencia, y luego a la interpretación.

Diana Echeverría

 


 

 

28/05/11
J. Louis Gault

“La dirección de la cura y los principios de su poder” de Jacques Lacan
Capítulo III ¿Cuál es la situación actual de la transferencia?

Lacan sitúa en este escrito la transferencia como un descubrimiento de Freud, quedando desde entonces una confusión entre la transferencia y la sugestión. Hasta este momento de “La dirección de la cura” era un problema diferenciarlo bien. Fue un esfuerzo de Lacan el plantear un instrumento para distinguir ambos conceptos. Este instrumento es el esquema del grafo.

Con este esquema plantea cómo existen dos niveles. El nivel de la sugestión, que sería el nivel de lo imaginario, y el nivel de la transferencia, donde entran ya las articulaciones significantes. Y son éstas las que nos introducen en el nivel de la transferencia. Desde aquí plantea que si te quedas en el nivel uno, en el nivel de lo imaginario, de las relaciones duales, te quedas en el nivel de la sugestión.

Lacan revisa aprovechando el informe de Daniel Lagache, las teorías que se habían establecido sobre la transferencia. Estas teorías son : la corriente del genetismo, ligada a Anna Freud; la teoría que toma como eje la relación de objeto, iniciada por K. Abraham, y la tercera desarrollada por Ferenczi que se basa en el concepto de introyección subjetiva.

Lacan considera este desarrollo de teorías como una degradación ya que no encuentran una teoría unificada sobre la transferencia que la reubique en torno a la causalidad, quedando atrapados en los efectos que produce.

Lacan insiste en la diferencia entre la técnica, entendida como el manejo de la transferencia, y la teoría. Plantea que ambas están ligadas y que el manejo de la transferencia es inseparable de la noción de teoría, de hecho, se acomoda a ésta.

Respecto a las teorías previas sobre la transferencia plantea que las parcialidades que plantean no se juntan porque sufren un defecto central. Estas teorías suponen tres teorías parciales sobre la transferencia, y tres manejos diferentes de ésta. Lacan plantea que el error común de estas teorías es que instalan la experiencia analítica en una relación dual.

Lacan cree que hay que pensar en la articulación del registro simbólico y el imaginario, no quedarse en la relación dual. Construye el fantasma como forma de responder al problema encontrado en estas tres teorías. La relación fantasmática, aunque también dual, plantearía la articulación entre elementos de los dos registros.

Introduce por lo tanto el ir más allá de lo imaginario, el pasar a lo simbólico, lo cual cambia toda la teoría transferencial. Se abre más allá de la relación dual de lo imaginario. Quedarse en lo imaginario sería quedarse en el nivel de la sugestión, esto es, en el ejercicio de un poder sobre el analizante.

La experiencia analítica supone por lo tanto un rechazo del poder sobre el paciente, para recuperar el poder sobre la dirección de la cura. Se trata de tener poder sobre la dirección de la cura, no sobre el paciente. Esta responsabilidad se asume si se rechaza el ejercicio de un poder sobre el paciente, y si se sabe lo que se está haciendo. Esto supone una teoría. La teoría permite entender, esclarecer lo que pasa en la experiencia analítica. Debemos exigir una teoría clara de lo que se está haciendo porque sino, hay un abuso de poder.

Inés Hormaechea

 


 

 

18/06/11
Manuel Fernández Blanco

“La dirección de la cura y los principios de su poder” de Jacques Lacan
Capítulo IV “Cómo actuar con el propio ser” y Capítulo V “Hay que tomar el deseo a la letra”

El punto de partida de Lacan en “La dirección de la cura” son varios trabajos:

El discurso de Roma
Los Seminarios (del I al V)
Las variantes de la cura tipo
Función y campo de la palabra
Las formaciones del inconsciente.

Lacan se ocupa de hablarnos de la técnica y la clínica analítica. Es la época de la primacía de lo simbólico, la repetición como insistencia significante, y de las resistencias imaginarias, insistencia de determinados signos en la cadena significante.

En el capitulo IV, Lacan intenta cernir que es el analista, cuál es el ser del analista. Pero si el ser del analista es significante, éste por lo que está caracterizado es por la falta en ser. La particularidad es que Lacan introduce –la nada- como objeto. Lacan se pregunta si el analista tiene que ser feliz, ya que la felicidad es un objeto actual. A la felicidad del analista Lacan opone el deseo del analista. No se trata de comprender el imaginario sino de no comprender la demanda del sujeto para hacer surgir el deseo.

“Dios sabe lo que sucede cuando algo, por ser verdad, no puede ya volver a entrar en la duda”.

La demanda es la modalidad de la palabra del analizante frente al Otro, a lo que el analista responde –no-

“Si lo frustro, es que me pide algo. Que le responda, justamente. Pero él sabe bien que no serían más que palabras.” Aquí la demanda es intransitiva, no se trata de ningún objeto concreto, se trata del objeto simbólico.

Para terminar, en el capitulo V se dirige al sueño de la bella carnicera, que se encuentra en el capitulo IV de “La interpretación de los sueños” de Freud.

El deseo, el deseo de desear, el deseo insatisfecho. La función del deseo es justamente que el deseo perdure, por ello no busca la satisfacción, es la condición absoluta.

Lacan aplica “La instancia de la letra” al sueño de la bella carnicera. “El deseo es la metonimia de la carencia en ser”, metáfora y metonimia. Superar la demanda para ir hacia el deseo. El fracaso de la demanda muestra deseo e identificación, al deseo del marido, a ser lo que el marido desea, deseo de deseo, a la amiga como deseada por el marido. El las demanda gordas pero las desea flacas. Identificación al deseo del hombre: flaca. Ser el falo aunque sea un poco flaco.

Rosa Uriz

 


 

 

Presentación de libro
El autoritarismo científico de Javier Peteiro

Este libro fue presentado en el mes de mayo, y el acto se organizó en colaboración con OME-AEN.

Intervinieron en la mesa redonda, el Dr. Peteiro mismo, el Dr Iñaki Markez, presidente de OME-AEN, el psicoanalista Jose R. Ubieto de Barcelona, el psicoanalista Félix Rueda de Bilbao, Fátima Uribe R4 de psiquiatría, Elida Grande R2 de psiquiatría y Pablo Cardona PIR2.

Hubo una asistencia muy numerosa y un intercambio vivaz e interesantísimo

Como señaló Félix Rueda en la presentación, en su libro, Javier Peteiro esclarece la diferencia entre la ciencia y una cosmovisión ideológica cientista, que tiene como pretensión revelar el sentido último de nuestras vidas. El cientismo está calando muy hondamente, considerando superfluo lo que no es expresable científicamente. La cosmovisión posible ya no es ideológica o religiosa, y la ciencia está pasando a ser la gran esperanza y la única creencia. La creencia en la ciencia se produce como efecto de sus logros, a causa de las certezas que generan sus descubrimientos. Certezas que hay que diferenciar de la certeza, provocada por el no reconocimiento de los límites mismos de la ciencia. Javier Peteiro sitúa para la ciencia un límite, que es el del lenguaje. La ausencia de límite es un modo de relación al lenguaje, a los otros y al propio cuerpo, pretendiendo gobernar a todos ellos. El libro de Peteiro marca, además de la diferencia entre ciencia y cientismo, una línea divisoria entre dos consideraciones del ser humano y su mundo: aquella que lo considera una máquina mejorable por la tecnología, sin límites, y la otra que considera que no vivimos entre cosas, sino entre seres hablantes.

Ana Zabala

 


 

 

03/06/2011

VII Symposium de los Grupos de Investigación del SCFBI
Grupo de Investigación: el Padre en la sociedad actual
“La novela familiar y el Nombre del Padre”

La pareja parental determina una proporción que funda identificaciones, representando para el sujeto ese lugar donde se despliega y transmite la palabra, el lugar de la cultura, del Otro. Freud lo denomina “la novela familiar”: cómo cada sujeto ha interpretado esa fórmula entre el padre y la madre, y cómo se escribe su propia historia en esa trama, qué posición subjetiva resulta de la significación de ese parentesco. Lacan sitúa la función del Nombre del Padre como fundante del sujeto. El Padre es una metáfora que instituye algo del orden del significante: un significante que sustituye al primer significante simbolizado, que es el materno. El niño entra en esta estructura como súbdito, y sale con una identificación al Ideal del Yo.

Viñeta. Alumno de 19 años del Aula de aprendizaje de tareas, diagnosticado de TGD. En ella vemos cómo hacer uso del “instrumento padre” ha permitido a M. una cierta relación con las cosas de la vida que antes no tenía.

Redactoras: Marije Palacios (texto) e Isabel Gómez (viñeta)

VII Symposium de los Grupos de Investigación del SCFBI
Grupo de Investigación: practicas educativas
“Una espera distraída y atenta: dejarse orientar por el niño autista desde el no saber”

Durante este curso el título de la investigación de este grupo ha sido: “Estudiar las condiciones educativas necesarias para que el niño autista consienta en ocupar su lugar de alumno en la escuela”. El niño autista presenta un límite añadido, el de la estructura: no hay separación del Otro, no hay palabras que puedan representar al sujeto, no hay una imagen de sí donde el niño pueda reconocerse. El sujeto es siempre “a construir”. En la mayoría de los casos que llegan a la escuela, no están en posición de sujeto construido. Se encuentran muy lejos del lazo social y de la entrada en los aprendizajes. La posición ética, orientada por el psicoanálisis, es apostar por la subjetividad del niño autista.

Viñeta presentada: A, 4 años. Diagnosticado de autismo. La especialista de apoyo educativo, orientada por el psicoanálisis, se coloca desde el no saber y le da el saber al niño; ella aprende y le devuelve desde una espera distraída, atenta.

VII Symposium de los Grupos de Investigación del SCFBI
Grupo de Investigacion: el niño en el discurso psicoanalítico
“Las prácticas atravesadas por el psicoanálisis”

El padre de familia se separa de la función del Nombre del Padre, que puede ser sostenida por otros personajes aparte de la familia. El Nombre del Padre articula el deseo y la ley, su función pone freno al goce. Se comprueba en el caso Juanito, trabajado durante los dos últimos años en el Grupo de Investigación. El drama de Juanito es que el padre no responde, y él hace una fobia, que sería el significante que reemplaza la operación del Nombre del Padre.

Poner un freno al goce, es también abrir al sujeto una vía que no sea la del empuje a gozar mortal, sino tener una relación viable con el goce, diferente al empuje al hedonismo contemporáneo.

Al menos de entrada, no nos encontramos hoy en día los síntomas clásicos en los niños: fobias, obsesiones, histerias. Son sujetos casi desabonados del inconsciente, con trastornos del humor, de conducta, con demandas insaciables o con un inquebrantable rechazo al otro. Es el niño-amo, o el niño-rey, un niño tirano imposible de educar. Falta una autoridad que encarne cierta ley.

Con el niño se pone en evidencia la primacía de la relación del sujeto con el discurso del Otro y cómo e sujeto surge de la masa de significantes del Otro.

Viñeta clínica. A. 4 años. Adoptado a los 2 años, en situación de extrema delgadez, la madre dirá: “en huesos”. Mantiene una relación apegada a la madre y la abuela, que son las que se encargan de su cuidado. Quiere ser una niña. Posteriormente se sabrá que los padres fueron a recoger una niña, pero no la trajeron por deterioro físico y cognitivo.

Desorganización del pensamiento; no puede simbolizar la falta en el Otro. Poco a poco va organizando juegos simbólicos en las sesiones, y fabricará posteriormente narraciones con las que irá tratando el real que le concierne.

VII Symposium de los Grupos de Investigación del SCFBI
Conferencia de clausura
“Las prácticas orientadas por el psicoanálisis”
Cristina Califano

Las instituciones se organizan en relación a un imposible que intentan cernir, y que no pueden dominar plenamente. Por ejemplo, la escuela educa, pero no todo es educable, y en cada caso el consentimiento y el límite por parte del sujeto se juegan de manera diferente. Las instituciones mantienen un discurso que apela a la norma, al orden, en un intento de acallar el malestar. Pero las normas fallan, porque como decía Freud, cuanta mayor es la opresión que ejerce una sociedad sobre los individuos que la integran, mayor es la trasgresión que ello provoca.

Los practicantes que deciden orientarse por el psicoanálisis, por una razón de deseo, sostienen su discurso, discurso que marca la diferencia con los saberes de catalogación imperante.

El para todos igual de la globalización, y el imperativo de la felicidad para todos nos conducen a la debilidad.

El psicoanálisis busca las causas y no plantea el para todos igual. La declinación de la instancia subjetiva de la ley (imago paterna) como reguladora del goce y las identificaciones de los sujetos, conlleva un empuje al goce desregulado.

El practicante orientado por el psicoanálisis se ocupa de todo aquello que disturba el funcionamiento del para todos, y toma en cuenta la particularidad del sujeto mortificado por su síntoma. Opera con la palabra para poder cernir qué del sujeto se haya concernido en su malestar. Propone que el sujeto se haga cargo de aquello de lo que sufre, su propia particularidad. El sujeto, en este marco encuentra un espacio donde su sufrimiento es acogido y su palabra escuchada.

Ana Zabala

 

Equipo de Bitácora 18

Diana Echeverría, Esther González, Inés Hormaechea, Iñigo Martínez, Rosa Uriz, Susana Viar, Ana Zabala (Responsable)