Junio 2013

SCFBI “La Ciencia y la Verdad” (Párrafos del 1 al 51) a cargo de Estela Paskvan. 19 enero 2013

Este texto tuvo mucho éxito en su momento; estaba de moda el postestructuralismo y a Lacan le metían en ese saco. Podría haber llamado a este texto El saber y la verdad- decía Lacan. La noción de inconsciente está todavía aquí definida como verdad y el saber es represor de la verdad. Es lo que caracteriza esta etapa de su enseñanza.

Este escrito muestra que no están tan separados porque lo que aparece en el análisis como verdad se convierte después en saber. El análisis progresa en el no saber, en el orden de la verdad pero al final del análisis hay un “yo sé”.

En los desarrollos posteriores Lacan cuestionará esta equiparación de verdad e inconsciente. El inconsciente pasará a ser un saber, un saber que no se sabe, saber supuesto a desarrollar en el análisis.

Hay en este texto una confrontación entre la Ciencia y el Psicoanálisis porque el psicoanálisis se ocupa de la verdad y la ciencia no quiere saber nada de la verdad. El desarrollo de la ciencia exigió una separación de determinadas prácticas: la alquimia, la magia, la religión… como portadoras de la verdad.

Es importante ver cómo en el paso siguiente de Lacan, cuando el inconsciente pasa de inconsciente-verdad a inconsciente-saber ya la confrontación no es tan abierta porque la ciencia apunta al saber en lo real.

Por otro lado el sujeto de la ciencia que inaugura Descartes con el Cogito ergo sum es un sujeto dividido entre pensamiento y ser, sujeto sin sustancia, vacío, el sujeto de la falta en ser con el que opera el psicoanálisis. Pero no es tan sencillo porque primero dice Lacan que es el mismo sujeto pero si el sujeto de la ciencia no cree en nada más que en el “luego soy”, rechaza todo saber previo y accede así al nuevo saber científico; es además un sujeto irresponsable al que todo le está permitido parecería una paradoja con respecto al sujeto del psicoanálisis que es responsable, ético, aunque Lacan aclara que el sujeto siempre es responsable de lo que hace, nunca está absuelto de su responsabilidad. El sujeto de la ciencia intenta suturar la división del sujeto pero nunca lo consigue.

A Levi-Strauss no le interesa la naturaleza del mitante, es un sujeto vacío sin embargo Newman plantea que es necesario un consentimiento incluso para el sujeto de la ciencia, el juicio de atribución del que hablaba Freud.

Lacan hace un esfuerzo en articular el sujeto de la ciencia con el sujeto ético.

Susana Viar

 


 

SCFBI “La Ciencia y la Verdad” (Párrafos del 52 al 105) a cargo de Vicente Palomera. 9 febrero 2013

Decimos que el sujeto con el que operamos en el psicoanálisis es el sujeto de la ciencia; esto se puede estudiar de muchas maneras en este momento, donde las neurociencias tratan de reducir un sujeto al cerebro.

El psicoanálisis no utiliza la experimentación, ya que son los dichos lo que nos permite situar la verdad de un sujeto; no se propone tampoco curar el síntoma, en estos momentos en que la oferta generalizada es hacer tratamientos para curar el síntoma. Nosotros lo que tratamos es de reducir el modo en que el sujeto rechaza el goce que lo excede y que le hace sufrir, cambiando la relación que el sujeto tiene con el goce que lo habita.

Tenemos que saber qué significa el término sujeto, que viene de la filosofía; Lacan dice que el sujeto es el sujeto cartesiano, el sujeto del cogito y tenemos que entender que la tesis de Freud, entonces, es cartesiana. El sujeto del cogito es el sujeto del pensamiento; solo porque piensa está seguro de existir; está seguro de si mismo en algo. Y al mismo tiempo es un sujeto de certeza; de pensamiento y de certeza. Pero el sujeto del pensamiento, de la certeza, no es el sujeto de la verdad; la certeza de Descartes es independiente de la verdad.

Pero un paciente que pide tratamiento es alguien que sufre; el cogito del paciente entonces es sufro, luego soy. No es el sujeto de la verdad, es el sujeto afectado por un padecimiento. Tampoco es el sujeto de la certeza, es el sujeto que duda, que no sabe lo que le está pasando; sufre pero no sabe lo que le está pasando, no sabe la causa y no sabe si él mismo está implicado en l que le pasa.

Así, lo que hace Freud es cartesiano; transforma al sujeto del sufrimiento en un sujeto cartesiano “hable como piensa” y aquí podemos decir lo que dice Descartes, que esto no se recomienda a todo el mundo, hay que saber a quien se invita. Porque puede ser que el sufrimiento le de un ser y si se lo quitamos puede ser una catástrofe.

En el psicoanálisis la certeza no se encuentra en el sujeto del pensamiento, la certeza se sitúa en el Otro, en el analista. Es la función del analista hacer aparecer el inconsciente, causarlo ya que por si mismo no se presta a hacer su aparición.

Freud subvirtió el sujeto de Descartes, porque el sujeto cartesiano supone dominio y control frente al pensamiento; nuestro sujeto está como esclavo de los pensamientos, no como amo. Es un sujeto subvertido por los significantes.

¿Qué es entonces el sujeto? El sujeto sometido al sistema de los significantes es nada, es un significante; esta es la respuesta que Lacan da en la ciencia y la verdad: el sujeto es un efecto de significantes.

No es fácil de entender, habla sobre el sujeto antes del nacimiento; la primera causa del sujeto es el Otro, el sujeto no es una sustancia sino un efecto de significante. Antes de la aparición del significante no hay sujeto, hay viviente. El problema es como entender que el sujeto, que no tiene sustancia, se vincula con la única sustancia que hay en psicoanálisis que es el goce.

¿Qué tiene de común y de diferente la ciencia y el psicoanálisis? La ciencia se ocupa de lo real, lo que hace la ciencia es extraer saber en lo real. La ciencia trata de acercar saber y real, pero cada vez que la ciencia toca lo real, lo real se desplaza porque es imposible subsumir lo real al saber.

Esther González

 


 

SCFBI “La Ciencia y la Verdad” (Párrafos del 142 al 148) a cargo de Patrick Monribot. 23 marzo 2013

El docente comienza citando el principio de refutabilidad de Karl Popper y señala que el Psicoanálisis no sería una ciencia, pues la hipótesis del inconciente y de sus leyes no es refutable, sino un hecho empírico. Para Monribot hay una pregunta que recorre el texto: si el inconciente no es una hipótesis científica ¿puede el psicoanálisis ser una práctica científica?

Para Lacan el sujeto está constituido por el significante, por lo que el psicoanálisis estaría más cerca de las ciencias conjeturales que reducen el sujeto a la fórmula de una matriz de combinaciones significantes, que de las ciencias humanas, que reducen al sujeto a una vivencia psicológica de la temprana infancia.

En este texto, se trata de explorar los vínculos diferenciales entre práctica analítica y práctica científica, para lo cual Lacan da algunas indicaciones. Fundamentalmente se enfoca en las que hacen referencia a la relación del sujeto con la verdad en ambas prácticas y presenta los cuatro discursos para precisar lo que entiende por la verdad como causa. Se sirve de Aristóteles para indagar la verdad del sujeto como “causa material”, que según el docente es el objeto pulsional que se materializa en su ser, lo que empuja a un sujeto a comprometerse en un análisis.

Asimismo, Monribot analiza otras prácticas que Lacan interroga como la magia o la religión, que rechazan situar la causa del lado de la verdad del sujeto, aunque reivindiquen un vínculo con la verdad.

La ciencia, por su parte, rechaza tomar en cuenta la verdad del sujeto y hacer de ella la causa que anima al hombre de ciencia en su deseo de investigación. Aquí la única verdad causal que puede ser tenida en cuenta es la “causa formal”, según las categorías de Aristóteles, es decir, la voluntad de obtener un nuevo saber sobre el objeto estudiado, como verdad operativa en el científico.

La ciencia se ocupa de la categoría “objeto de estudio”, separado de la “estructura íntima” del sujeto investigador, lo cual constituye una diferencia fundamental con el psicoanálisis. Para que la ciencia avance de manera eficaz, apunta el docente, está obligada a operar una tentativa de forclusión del sujeto, exactamente lo contrario a la empresa analítica. Sin embargo, la tentativa de la ciencia fracasa al intentar eliminar completamente al sujeto. Esta forclusión del sujeto retornará bajo prácticas oscurantistas o bajo la forma de la religión integrista, prácticas que reintroducen al sujeto fuera de la ciencia bajo la forma de la “docta ignorancia”.

La alternativa de Lacan para reintroducir al sujeto pero a partir de la ciencia es, por un lado, la vía de los matemas, para llegar el uso posterior de la topología y las fórmulas de la sexuación. La progresión de la teoría de Lacan pasará por situar la verdad causal del sujeto en el objeto a como causa material, para luego postular que la verdad del sujeto es la “no relación sexual”, es decir la no complementariedad de los sexos.

La última enseñanza de Lacan va a dar importancia a la noción de “ser hablante”, lo que haría caducar la noción de verdad bajo la forma del objeto a.

Lacan termina diciendo que el psicoanálisis no es una ciencia, sino que es una praxis que apunta a unos resultados a partir de un “saber-hacer” no reductible a un saber técnico. Ese saber hacer es más bien una aptitud para plantear un acto, cuyo efecto nunca estará garantizado pero, hace referencia a una ética. La verificación del acto analítico es “aprés coup”, a partir de los efectos del analizante por un lado y a partir de la experiencia del control que verifica el valor del acto.

Diana Echeverria

SCFBI “La Ciencia y la Verdad” (Párrafos del 118 al 141) a cargo de Marie-Helene Brousse. 13 abril 2013

EL PSICOANÁLISIS Y LA RELIGIÓN

La ciencia y la verdad queda encuadrado entre el seminario La ética y El triunfo de la religión. En La ética Lacan diferencia sublimación e idealización y se topa con «La Cosa», lo que del vivo queda una vez que el vivo es tocado por lo simbólico. La cosa, el vacío. Este vacío lo colmamos por medio de la palabra, por los objetos de arte, y en la religión por el miedo.

Lacan habla de religión siempre en relación con la ciencia y también en relación con el psicoanálisis. Lo hace para diferenciar como trata el psicoanálisis este vacío. Destaca que al hablar de religión se trata siempre de tipos de discurso. Considera que la religión es un discurso, pero no habla de él, porque dice, que el discurso religioso es el discurso del amo.

En La ciencia y la verdad en lugar de «La Cosa» viene «La Verdad»

Pero la verdad no es sino palabra. No hay garantía en lo real de la verdad. Lo que lleva a Lacan a hablar de «Varité». Verdad y variedad.

Toma las cuatro causas de Aristóteles para hablar de la verdad como causa. En la magia es la causa eficiente. En la ciencia es la causa formal. En la religión es la causa final. Y en el psicoanálisis es la causa material.

Lacan dice de la religión que «la ciencia permite a la religión tomar un estatuto más franco». La ciencia no da sentido, y se busca el sentido en la religión. Pero es un sentido escatológico, pues con la culpa y la gracia dan sentido a todo.

En psicoanálisis el vacio es el «no hay relación sexual». El «no hay relación sexual» permite a la religión producir sentido. En psicoanálisis se trata de no poner en el lugar de «no hay relación sexual» un sentido. Guardarlo como vacío. Es la condición para que el psicoanálisis no se transforme en una religión. No hay que poner lo social en lugar de la relación que no hay.

Angelines Monreal

 


 

SCFBI “La Ciencia y la Verdad” (Párrafos del 106 al 116) a cargo de Pierre-Guilles Gueguen. 10 mayo 2013

Lacan explora la verdad, y lo hace en relación a los discursos de la magia, la religión, la ciencia y el psicoanálisis.

Plantea el sujeto como un vacío por el cual las palabras pasan sin controlar, sin intencionalidad, y la construcción de un saber pleno paso paso, que sería el sujeto del psiconalisis. El sujeto de la ciencia lo dejará de lado.

Sirviéndose de la cita del filósofo Michel Henry “la verdad del dolor es el dolor mismo” Lacan nos dirá que la verdad del dolor es una cuestión de significante que tiene que ver con el lenguaje -el cuerpo goza de los significantes. El sujeto neurótico descubre al final de su análisis que su sufrimiento es universal: es la miseria común -“La verdad del sufrimiento neurótico es tener la verdad como causa”.

Lacan deja de lado la ciencia para hablar de la magia usando una definición estructuralista: el significante 1 representado por el significante 2. Dirá que la magia obtiene una respuesta a nivel de significante en la naturaleza. Hay una “eficacia del significante” en su uso mágico. Hay una creencia en los significantes que producen resonancia en el cuerpo. Por eso no hay que despreciar la magia, la operación eficaz del chamán -porque se cree en él hay efectos. El psicoanálisis trata de hacer resonar en el cuerpo los significantes importantes del sujeto. Y funciona porque tenemos el objeto a en la posición de la verdad. La eficacia simbólica permite un tratamiento de los cuerpos y de los pensamientos.

Lacan formaliza el lazo de la pulsión y el significante con la escritura del matema del fantasma: sujeto barrado que mantiene una relación moebiana con el objeto de goce. Une el sujeto del inconsciente con un saber y también con un goce -escritura y contabilidad.

Psiconálisis y magia tienen en común la necesidad de un encuentro vivo entre el analista/chamán y el paciente: se trata de encarnar la operación. A veces no se necesita la palabra, sino un corte.

Para finalizar P.G. Gueguen toma dos citas de J.-A. Miller extraidas de la “Conferencia en Comandatuba”, donde se refiere al empuje al goce y a los sujetos desorientados, y de la “Introducción al congreso 2014” donde hace una referencia a la magia.

Ana Zabala

 


 

SCFBI “La Ciencia y la Verdad” (Párrafos del 149 al final) a cargo de Jean Louis Gault. 22 junio 2013

Jean Louis Gault nos comenta que, en el texto “La ciencia y la verdad”, Lacan habla de las relaciones del psicoanálisis con la ciencia, la magia y la religión. En esta clase, tomará el punto de vista de la causa y sus efectos con la verdad.

Gault comienza su exposición hablando del concepto de la causa como categoría de la lógica, que causa el efecto. En este sentido, hay un automatón entre causa y efecto, nos dice. Sin embargo, Lacan habla de la verdad como causa. En la verdad como causa hay una falla entre la verdad y sus consecuencias. La causa está separada de sus efectos, añade. Es precisamente en esta posición de causa donde Lacan coloca la verdad.h La verdad que actúa y cuyos efectos son imprevistos y no se pueden anticipar.

Nos recuerda que hemos podido leer a lo largo del texto cómo la magia, la religión y la ciencia, junto con el psicoanálisis, son los campos que reivindican la verdad.

Continúa hablando de la ciencia. La ciencia sitúa la causa, dice Gault, como causando todo el efecto. Tanto es así, que se puede decir que la ciencia no tiene memoria. La ciencia olvida las peripecias de donde ha nacido. Por el contrario, la dimensión de la verdad que está en el inicio de todo es lo que interesa al psicoanálisis, nos recuerda.

En la relación de la magia y la religión con la ciencia, coloca a la magia como ciencia falsa o disminuida y a la religión como la que rebasa los límites de la ciencia.

Sobre el sujeto de la ciencia nos advierte que este apunta a la posición subjetiva necesaria para producir un saber tan particular como el de la ciencia moderna, un saber descontaminado de toda subjetividad, que nace con Descartes. Es una posición subjetiva que no tiene relación con ningún saber subjetivo. Las reglas de este saber tratan de eliminar toda consideración subjetiva, un sujeto vacío de toda subjetividad. El sujeto de la ciencia no está implicado ni en la ciencia ni en la religión. Es el sujeto sufriente el que está implicado en la magia y en la religión.

Nos indica que, para Lacan, es la verdad la causa del sufrimiento, que lo que le interesa a Lacan es la verdad del sufrimiento, no el sufrimiento en sí.

El sujeto de la ciencia en el psicoanálisis se completa con la verdad, con el sujeto sufriente. El sujeto barrado es tanto el de la ciencia, como el de la experiencia psicoanalítica, propone Gault.

Prosigue diciendo que, en el discurso de la ciencia, ese sujeto es el operador que pone en función el significante y que obtiene un saber a costa de ignorar toda posición subjetiva.

El psicoanálisis está situado entre la ciencia, por una parte, y la magia y la religión por otra, matiza.

Continúa hablando de la magia. Dice que la magia supone el significante respondiendo al significante. Esto es, el significante del encantamiento llama al significante de la naturaleza de modo metafórico. La magia es efecto del significante, pero efecto de sugestión. El significante como tal es amo. El sujeto de la magia, el chamán, es el que interviene con su carne y con sus huesos.

En las categorías aristotélicas, la magia es la verdad como causa eficiente porque funciona, porque opera, afirma.

Nos señala cómo la magia exige que el saber esté velado. Sólo funciona si está velado. La verdad como causa eficiente en la magia es la represión.

Respecto a la religión, Gault subraya cómo Freud relaciona esta con los mecanismos neuróticos obsesivos.

“Algo se presenta en la vida como efecto de la verdad, como causa, algo que toca el deseo del sujeto. Ante esto, el sujeto religioso responde ´no´. No es eso, no tiene nada que ver con mi deseo o con mi goce, es una revelación, es el deseo de Dios. La revelación deniega lo que funda al sujeto para considerarse parte interesada. Es la función de la revelación que se traduce como denegación de la verdad como causa”.

Añade que, el neurótico obsesivo está en relación con el Otro, con el deseo y la demanda del Otro, para ignorar su propio deseo y su propia demanda. El religioso corta su acceso a la verdad dejando a Dios la causa de su deseo; el obsesivo se la otorga al Otro.

La verdad del religioso se instala en la culpabilidad porque dejar el deseo en manos de Dios engendra culpabilidad. Ya sabemos con Lacan, que de lo único que el sujeto puede sentirse culpable es de ceder a su deseo, nos recuerda Gault.

Lacan diferencia razón y saber A más razón, más desconfianza en el saber. Por su parte, el neurótico obsesivo, utiliza el razonamiento al servicio de una denegación del saber inconsciente. Racionalización al servicio de la denegación. A más racionalismo, más desconfianza en el saber.

En la ciencia, el saber está totalmente expuesto al contrario de lo que sucede en la magia, donde el saber está velado. El rasgo de origen de la ciencia es la comunicación. Un descubrimiento solo es científico, válido si se puede comunicar, observa Gault.

MAGIA
Verdad, causa eficiente
S2 escondido
represión
RELIGIÓN
Verdad , causa final
S2 desconfianza
denegación
CIENCIA
Verdad, causa formal
S2 expuesto
forclusión

La causa para el psicoanálisis es material, significante. El saber por su parte es supuesto -y Lacan ambiciona exponer. Y acepta la verdad como causa. Se produce la behajung.

Prosigue diciendo que el sujeto es efecto del significante, y que hay que distinguirlo del individuo biológico. El sujeto es otra cosa No es accesible a la comprensión. Lacan traducirá la verdad como causa como el objeto a. La estructura del discurso analítico responde a la teoría del objeto a como causa del saber y del sujeto. Es en la estructura del dispositivo analítico donde se pone en función la verdad como causa.

Para concluir añade, que en la ciencia la verdad como causa está forcluido y que es el psicoanálisis el que reintroduce el Nombre del Padre en la ciencia. “Si la verdad como causa en la ciencia debe reconocerse bajo el aspecto de causa formal, el psicoanálisis acentúa la verdad como causa material, significante. El sujeto es efecto del significante. La estructura del discurso analítico responde a la teoría del objeto a como causa del saber y del sujeto”.

Inma Erraiz

 


IX SYMPOSIUM DE LOS GRUPOS DE INVESTIGACIÓN DEL SCFBI Y LOS GRUPOS DE ESTUDIO VINCULADOS AL ICF-E

“Diversidad de las prácticas orientadas por el Psicoanálisis. El Orden social hoy”

1 junio 2013

En la reunión dividida en dos partes hubo presentaciones de 8 grupos de investigación que suscitaron intervenciones y preguntas añadiendo Anna Aromí con su conferencia orientada hacia Pipol VI, el broche final.

Se hizo presente la figura de Carmen Isasmendi -fallecida recientemente-; fue homenajeada por varias colegas destacando su alegría, el gusto de trabajar junto a ella, su deseo decidido y la perseverancia en llevarlo adelante.

La primera mesa estuvo centrada en el niño. Marije Palacios desde el grupo del padre habló de cómo la función paterna humaniza el deseo mediando entre lo particular del deseo materno y lo general del deseo anónimo del discurso universal. Ilustró con una viñeta el estrago causado a un niño una madre que colma y que no admite el diagnóstico del hijo ni la medicación aconsejada, lo persecutoria que llega a ser y cómo cada vez que el padre interviene se evidencia una mejoría en el niño: en su lenguaje, en sus relaciones y en la disminución de la angustia -Marije trabaja como PT de este niño.

Anna Aromí hizo un minucioso recorrido histórico sobre un grupo que se formó en 1997 en Vitoria “Conexiones entre psicoanálisis y pedagogía” que en sus comienzos iba en paralelo con un grupo similar que había en Barcelona. Titula la ponencia “No se suiciden” haciendo referencia al valor de llevar adelante el deseo a pesar de los tropiezos que uno va encontrándose por el camino.

Susana Brignoni del grupo de Pedagogía y Psicoanálisis de Barcelona se centró en el tema del cuerpo. Hay niños que no tienen un cuerpo constituido. Presentó a Sergio de 11 años que cuando anda va chocándose con las paredes. Entre su cuerpo y el mundo no hay separación. En Sergio los efectos subjetivos de esta falta de separación se traducen en una dificultad de saber hacer con el vacío: se agita en el tiempo de una actividad a otra, en el tiempo, infinito para él, que pasa entre las llamadas de su madre -aunque son frecuentes. Están trabajando en ayudarle a construir los bordes del cuerpo.

Iñigo Martínez del grupo de psicoanálisis y educación presentó un trabajo titulado «Alumnos en dificultades con el saber». Los niños saben, saben sobre el deseo del educador, sobre los secretos familiares, sobre el lenguaje, etc. Y ¿cómo orientarse partiendo de ese saber auténtico y particular, para permitir al niño consentir a otros nuevos saberes?

Como ejemplo trae un alumno adolescente al que en el aula ordinaria casi todos los saberes le son ajenos sin embargo con la PT que escucha y respeta sus intereses dando dignidad a su palabra, puede dar lugar a nuevos aprendizajes.

Carmen Grifoll desde la institución de Salud mental donde trabaja en Barcelona plantea para la clínica del uno por uno, el visualizar lo que no va, lo que funciona y lo que se repite.

Presentó el caso de una niña que suscita angustia a profesores y educadores porque no habla. En el trabajo en equipo con la escuela dejaron de insistir en la demanda de que hable y encontraron otras maneras de intercambio por ejemplo asignándole tareas.

En las sesiones, Carmen se mantiene en el no saber de la relación transferencial para dar lugar a lo nuevo acompañando los decires del sujeto. Se orienta a través de sus palabras.

Mikel Cantera del grupo de niños recuerda que el analista está del lado del sujeto. El deseo del analista no se rige por recetas, sino que da tiempo al sujeto infantil a hacer un síntoma que le permita un anudamiento ante un real insoportable y a hacer su propia demanda. Ilustra con una viñeta cómo el juego en su repetición posibilita anudar la pulsión a la representación y ubicar la posición de goce del sujeto.

Esther Gonzalez -del grupo de investigación psicoanálisis y medicina- habló de lo que está suponiendo la irrupción del discurso de la ciencia en la medicina. La formación de los médicos está orientada al uso de la tecnología; el ideal imperante es el de la objetividad. Muchos profesionales sin embargo se sienten involucrados en su práctica donde se encuentran no solo con la enfermedad sino también con el enfermo. Saben que la experiencia de estar enfermo incluye cómo se percibe, se convive y se responde a los síntomas, las incapacidades y el sufrimiento. Y que la interpretación y el uso de los significados de estar enfermo pueden contribuir a que los cuidados que se prestan sean más eficaces.

Las elaboraciones del psicoanálisis sobre el concepto de síntoma o la relación del sujeto con el lenguaje, pueden ayudar a aclarar muchas situaciones que se presentan como un callejón sin salida para la medicina.

Kepa Torrealday contó el interés que había producido en el centro de salud de Lekeitio el resumen que presentó de una ponencia de Santiago Castellanos sobre la fibromialgia. Algo o alguien habla desde el cuerpo y eso puede ser escuchado. Las palabras duelen y quizás también pueden liberar el dolor.

Es importante la alianza del psicoanálisis y la medicina. Se pueden intentar encontrar salidas, fuera de una especie de destino fatal en el que las pacientes tuvieran que acostumbrarse a dicho dolor.

La conferencia de Anna Aromí estuvo orientada por el tema de Pipol VI “La institución, el caso y mi experiencia del análisis”.

El psicoanálisis se tiene que re-inventar con cada paciente, la experiencia analítica está, o debería estar, gobernada por lo singular en cada sujeto de su relación no solo con el inconsciente sino con un real sin ley. Es un real que escapa a la regulación del padre y del Edipo.

Nos hemos formado en la consideración de que el goce es un exceso que hay que reducir sin embargo la nueva perspectiva del sinthome tiene en cuenta la parte de goce que hay en cada uno vinculada a un real sin ley, que no entra en dialéctica con nada ni nadie, es un punto mudo.

La práctica del psicoanálisis cambia de acento y se trata entonces de llevar la trama de discurso del paciente -con el Edipo, las identificaciones, los deseos, los sentidos gozados, etc.-, a esa zona primordial fuera de articulación, fuera de sentido. Es decir, se trata de reconducir al sujeto a reconocerse en su existencia contingente. No se trata de una lectura del sentido sino de una lectura de las letras de las marcas de goce con las que cada uno ha tejido los encuentros contingentes y con eso ha hecho una vida.

Susana Viar

 


 

Equipo de Bitácora 21

Diana Echeverría, Inma Erraiz, Esther González, Angelines Monreal, Susana Viar, Ana Zabala (responsable)