Kepa Torrealdai*

Es un escrito en el que Lacan condensa la enseñanza de los primeros 2/3 del Seminario III sobre las Psicosis del año 55-56, fechado entre Diciembre del 57 y Enero del 58. En la línea del estudio sobre la psicosis podríamos colocarlo 25 años después de su tesis doctoral sobre la paranoia de autopunición y su relación a la personalidad (1932) y casi 20 años antes de la propuesta de Joyce con el concepto de suplencia (1975).

 

I. Hacia Freud

1.- El esclarecimiento estructural del fenómeno alucinatorio invocante mediante el caso “marrana”:

Como indicación, subrayaría la sumisión completa del clínico a la posición propiamente subjetiva de la paciente, al respetar su reticencia pero preguntar lo que ella misma podría haber dicho justo antes de escuchar “marrana”. Desembucha: “vengo de la charcutería” “del fiambrero”. Lacan elucidará el mecanismo alucinatorio tratando de cernir al Je, Sujeto de la enunciación, apoyándose en la teoría del shifter de Jakobson, que en este caso, el Je queda en suspenso y la partida se juega en el eje imaginario a´-a como en una partida de ping-pong sin saber quién empezó primero. Es el carácter alusivo de “vengo del fiambrero” donde está la guía, porque al Je sólo se lo alcanza por alusión. Es decir, en dimisión de A (Otro con mayúscula por el agujero forclusivo, en realidad NP) el decir queda oscilante entre el otro pequeño (la marioneta: el hombre con el que se cruza) y moi. Lo forcluido retorna en lo real a través de la boca del otro pequeño atestiguando la regresión tópica al estadio del espejo del cuerpo fragmentado.

 

2.- De la fenomenología al análisis estructural a través de la lectura “Las memorias de un neurópata” de DPSchreber:

La ambigüedad de todo significante despierta la duplicidad oculta del sujeto, en oposición a la perspectiva clásica del sujeto unificador. En ningún sitio el síntoma es más claramente articulado a la estructura misma que en la psicosis. Es en el propio perceptum (lo percibido), en su estructura de palabra, donde vemos la estructura de la psicosis y donde se pueden diferenciar los Fenómenos de Código y de Mensaje.

Los fenómenos de Código son los neologismos. Abundantes en las memorias, en las voces de la Grundsprache (la lengua matriz, fundamental). También estarían aquí los fenómenos “intuitivos”, sobre cuyo grado de certidumbre es proporcional al vacío enigmático que se presenta en el lugar de la significación misma.

Los fenómenos de Mensaje sin embargo, son los mensajes interrumpidos. Cuando en el mensaje finalizan los shifters se corta la locución. Quedando elidida la parte de la frase que debiera ser definida por el código (delirante o común).

Entonces la topología descrita a través del análisis semántico es la que Freud abrió, y es distinta a la que se propone a través del neuroeje. (Para los que esperan una confirmación de la neurociencia de la clínica del psicoanálisis)

 

II. Después de Freud

3.- El mecanismo de la proyección es insuficiente para explicar el retorno de lo real en la psicosis:

Señala como los postfreudianos se contentaron con los conceptos de: proyección, el yo y su función de síntesis, la pérdida de realidad, la regresión sin diferenciar si es tópica, temporal o genética, la defensa ante la homosexualidad y el fantasma de procreación (Macalpine) rechazando todo recurso al Edipo.

Como indicación clínica y error de la Sra Macalpine no debe ejercerse una intervención del analista en el punto de incertidumbre del propio sexo del psicótico, evitando toda sugestión del reconocimiento de una homosexualidad latente.

 

III. Con Freud

4.- Introducción del Otro (El otro escenario del inconsciente, acuñado por Fechner) y recuerdo del esquema Lambda:

El inconsciente es el discurso del Otro, sintaxis que Freud definió a través de los sueños, lapsus, agudeza…

Es en A donde S puede plantearse la pregunta por su existencia. Señala que Jung se quedó en el plano imaginario entre a-á, Freud rechazó esto porque desatiende la función directora de la articulación significante. Si A cae. el hombre ni siquiera se sostiene en la posición de Narciso.

Se estructuran en el esquema L las 3 instancias de la segunda tópica freudiana: yo (ideal), ello (realidad, sus objetos) e Ideal del Yo (superyo), aunque quedando fuera la cuestión pulsional. Todavía se confunden realidad y real.

El sujeto sin embargo queda precluido del sistema y entrará en el juego como muerto, pero cobrará vida en la medida que se aliene en el juego significante.

 

5.- Introducción del esquema R:

Es un desarrollo del esquema L, con una partición de dos triángulos: el imaginario entre S, moi e imagen especular. Se desdobla lo que era el eje imaginario abriendo la banda moebius de la realidad y por otro lado el triángulo simbólico entre I(a), A y Madre.

En su prematuración, en el eje imaginario se constituye como sujeto a la muerte, y en oposición a esto se identifica con su ser de vivo en la imagen fálica, que Freud develó.

Entonces se entiende cómo la significación de S bajo el significante del falo es el que sostiene de alguna manera el campo de la realidad.

El niño en cuanto deseado, constituye la posición de I(A) la identificación paterna del Ideal del yo.

En cuanto a la relación de objeto y el esclarecimiento de las perversiones explica: la dependencia del niño es al amor de la madre, es decir al deseo de su deseo, y ahí se identifica con el objeto imaginario de ese deseo en cuanto que la madre misma simboliza el falo.

 

6.- La nota del 66 y el Objeto a:

El esquema R es un plano proyectivo, una superficie no necesariamente plana donde se proyectan los rayos que parten de un foco puntual. Se puede dibujar con una semiesfera que es cortada por los lados, quedando una banda de Moebius central. Lacan explica que será el lugarteniente del fantasma porque lleva incluido al objeto a, una vez extraído se produce el marco (mostración de Premontre). Entonces formula: S barrado lossange a, la fórmula del fantasma que da el marco a la realidad.

 

7.- El Nombre-del-Padre:

En oposición a Macalpine y la referencia a la procreación de la cultura preedípica, Lacan afirma que lo que condiciona la paternidad es la función del significante mismo. A un significante que la religión nos ha enseñado a invocar como el Nombre-del-Padre. Retomando a Freud: el asesinato del Padre que liga al sujeto de por vida con la Ley, el Padre simbólico en cuanto significa esa Ley, es el Padre muerto.

 

IV. Por el lado Schreber

8.- Introducción de la Metáfora Paterna:

Es importante diferenciar al padre real del significante, la ausencia del padre real es más que compatible con la presencia del significante. Este significante persiste en el Otro, como reprimido, y desde allí insiste para representarse como significado, por automatismo de repetición.

Retornando a Freud: La Bejahung primordial tiene efecto sobre el significante juicio de atribución y la posterior Verneinung (juicio de existencia) que la confirma. Pues bien la Ververfung se considera como la preclusión del significante. Allí donde nunca fue inscrito sólo puede responder en el Otro como un puro y simple agujero, el cual provocará un agujero correspondiente en la significación fálica. “Seelendmord” (el asesinato de almas) un daño que no puede Schreber sino develar en parte, con los nombres de Fleshig y Schreber mucho tiempo atrás, un desorden en la juntura más íntima del sentimiento de la vida del sujeto. (De lo que se trata es que el daño es en los Nombres de las familias, en linaje de los significantes).

 

9.- Liegen Lassen

Rescato de la Introducción del caso Schrebber para la traducción en francés de Lacan del 1966 la siguiente definición:

“Schreber ofrece soporte para que Dios o el Otro, goce de sus ser pasivizado, en tanto se empeña en no dejar nunca en él mismo flaquee una cogitación articulada, y que basta con que él se abandone al pensar-nada para que Dios, ese Otro hecho de discurso infinito, se sustraiga, y que de ese texto desgarrado en que él mismo se convierte, se eleve el alarido que califica de milagroso, como para dar fe de que el desamparo que él revelaría ya no tiene nada que ver con ningún sujeto”. (La afánisis del sujeto)

 

10.- Introducción del esquema I

La preclusión de P en A deja un lugar vacante que va a ser ocupado por I (Ideal del yo). I es lo creado, el trabajo delirante, la misión (reordenar el mundo), aquello que hace borde al agujero en el Otro.

Del lado imaginario la respuesta al defecto de la metáfora simbólica será la (Entmannung) emasculación, primero horrible y luego aceptada como redención que interesaría al universo, como un sacrificio necesario. El sentido de la Entmannung en ningún caso es el sentido de la castración real ni de ninguna reabsorción pacífica del órgano como sugiere Macalpine, sino que tiene el sentido de eviración (verweiblichung), la transformación en mujer. No es la preclusión del pene, sino que se trata por deber ser el falo que está forzado a convertirse en mujer, por la ecuación simbólica de Fenichel Falo=girl.

Corrige a Freud, en hacer depender de la teoría de homosexualidad la idea de grandeza, recuperando Introducción al Narcisismo (3 años posterior al caso Schreber de Freud) y señalando que entre los dos puntos se encuentra el hecho de que la muerte subjetiva ya había sucedido.

Entonces el goce trasnsexualista i(a), detallado en la voluptuosidad de la que goza delante del espejo sostiene en el lado imaginario la estructura haciendo borde al Fi 0. Es decir pasa del Objeto a como desecho del Otro, como cadáver del Liegen Lassen a dar un vestido, una narcisización en el campo escópico, en el espejo, ya fuera del cuerpo.

Quedando en asíntota (término retomado de Freud) la comunión con Dios. Cópula hierogámica siempre prometida, pero siempre también postergada. Donde entre m (moi) y M (Dios) la relación será ese vaivén de acercamiento y alejamiento que se devela en el Liegen Lassen.

De esta manera el triángulo imaginario formará la imagen de la criatura y el simbólico las criaturas de la palabra, siendo modificado de esta manera el campo de la realidad quedando como un islote.

Retomando a Freud, la única organicidad de este proceso es la que motiva la estructura de la significación.

Pero será la relación del hombre con el significante donde el drama se sitúa.

 

V.- Post-Scriptum

11.- Un padre

Señalará que para que la psicosis se desencadene el NP precluido tendrá que ser llamado en oposición simbólica al Sujeto. Un Padre que venga al lugar del agujero forclusivo puede desencadenar la cascada que llevará a cabo la disolución imaginaria y que se estabilizará con la metáfora delirante.

Queda pendiente y supondría un más allá de Freud la cuestión de la transferencia que rescato de la introducción al caso Schreber del 66 en la que explica “que el clínico no puede ser ajeno a esa posición SSS, en la que el psicótico lo colocará en la transferencia de cierta erotomanía mortificante, Como Schreber con Flechsig”.

Y para cerrar rescato un apunte en cuanto a la transferencia de E. Laurente de la Congreso Mundial de la AMP: Proponía una ruptura con la posición del SSS del Je suis (yo soy) a il suit (él Sigue), alguien como el Secretario del alienado. Hay otro quien sigue lo que tiene que decir. En su exposición avanza para llegar a afirmar que el analista es el que hace verdad el escollo. Es decir, le sigue pero también hace de escollo al sentido, como lo demostró el Dr. Gault en la presentación de enfermos del sábado.

 

 

* Texto presentado en el Laboratorio Clínico de la Antena Clínica de Bilbao el 22 de octubre de 2018