Iñigo Martinez

Presentación del libro ¿Bienvenido metaverso? Presencia, cuerpo y avatares en la era digital de José Ramón Ubieto y Liliana Arroyo Moliner

 

 

 

Muchas gracias, en primer lugar, 1) a los organizadores por la invitación a hablar de este libro, tan útil para pensar el mundo en que nos ha tocado vivir. 2) A la librería Louis Michael por darnos este espacio, 3) a Jose Ramón Ubieto y Liliana Arroyo por escribir el libro y 4) y muchas gracias también a la gente que os habéis animado a venir. ¡Bienvenidos! Y no lo digo en tono de pregunta, como la pregunta que da título al libro ¿Bienvenidos al metaverso?

Lo digo afirmativamente: Bienvenidos a esta presentación «presencial» de libro.

Ya que, en realidad, podríamos hacer la presentación en el metaverso, cada uno en su casa (y el Dios Meta en la todos) vestidos con un traje háptico lleno de sensores, y con unas gafas de realidad virtual (llamadas Oculus) de 3 dimensiones. Cada uno seríamos nuestro avatar (que es un término tomado del hinduismo y que hace referencia a la reencarnación de una divinidad en la tierra). Y que evoca, tal vez, a la actual idolatría del yo (título del primer capítulo del libro), a nuestro yo-ideal contemporáneo que toma forma de avatar. Podríamos estar vestidos con la ropa virtual que amablemente venden las grandes marcas como Inditex en el Metaverso. Y lo cierto es que se venden todo tipo de productos virtuales, con el uso de las criptomonedas.

Pero, me pregunto, ¿en qué cambiaría esta presentación si la hiciéramos en el metaverso? ¿Qué tipo de lazos se ponen en juego aquí y en qué difieren del mundo digital? ¿Qué tipo de Agora, de polis, se construye en el Metaverso? Ya que, cito del libro en la página 46: “toda tecnología altera el paisaje donde tienen lugar las interacciones humanas”.

Tomo de partida una frase que le escuché hace poco a la antropóloga Mari Luz Esteban: hoy en día lo presencial es político. La mala noticia es que, tras la pandemia, algo de lo presencial se ha convertido en un lujo. Sólo aquellos que puedan pagarlo tendrán acceso a una atención física personalizada: la educación, la asistencia social o la medicina online queda para quien no tiene ni tiempo ni recursos para la presencial. La buena noticia es que las presentaciones de libro son abiertas y gratuitas. Y, ya que estamos en una librería, en Louis Michel, me gustaría subrayar que lo mismo sucede con los clubs de lectura. Además estos clubes, como señala José Ramón Ubieto, han experimentado un auge importante en los últimos tiempos. ¿A qué se debe? ¿Ha tomado un nuevo valor la presencialidad después de la zoom fatiga postpandemica?

Entonces, quiero tomar dos palabras del subtítulo del libro: presencia y cuerpo en la era digital. Es mi recorte para este breve comentario de lectura, el binomio presencia-cuerpo que es uno de los ejes que recorre este magnífico libro lleno de preguntas, de ejemplos, de noticias, (como la primera boda en el metaverso entre Rita Wu y André Mertens donde los asistentes bailaron y bebieron solos en sus casas); este libro escrito de forma muy amena y que -como los clásicos platónicos- tiene forma de conversación, de diálogo, lo que le da una especial viveza. Ese es otro de los ejes del libro: el valor de la conversación, de la conversación presencial. Entonces podríamos unir estos dos ejes de lectura en tres palabras: presencia-cuerpo y conversación.

Por un lado, pueden separarse: la presencia no es suficiente para que se produzca una conversación y tampoco lo es el cuerpo para que haya presencia. Podemos desplazar hasta aquí nuestros cuerpos, juntarnos, pero no estar en presencia ¿no? Podemos estar sin estar: que tengamos el cuerpo en un lugar no quiere decir que tengamos una presencia atenta. Es algo que los adolescentes reprochan a sus padres y madres (están, pero no escuchan) que los padres y madres reprochan a los adolescentes: están pero están distraídos con sus smartphones; que los adultos se reprochan entre sí: que se comparta información al tiempo que se recoge la casa no asegura una presencia mínimamente atenta.

Entonces, para unir presencia-cuerpo y conversación hay algo de la atención se pone juego. Y la atención es el índice del deseo que cada uno pone en el vínculo con el otro. Cito del libro: “Estar atento es reconocer algo de lo que a uno le concierne y también “acoger” las cosas del otro, incluso sin comprenderlas del todo: sus temores, fantasías, sus dudas…”.

Y Evitar la conversación o el cara a cara supone ahorrarnos poner el cuerpo y evitar ese no saber a dónde pueden llevarnos las palabras que decimos, que escuchamos…

¿Y si no me salen las palabras y la lio más? Se pregunta Manu en el libro, en un recorte de su práctica que trae Jose Ramón Ubieto. Mejor mandar un chat o un mensaje de voz asincrónico a su amiga antes que llamarla por teléfono. Por eso, como bromea la revista The Gaurdian el único sitio al que los adolescentes no llevan el teléfono es a la oreja: el 25% jamás ha hecho una llamada.

Esto me lleva a una diferencia importante que plantea el libro: una cosa es conectarse y otra cosa es vincularse. Es un tipo de lazo diferente, aunque la conexión parece la metáfora perfecta de la sociabilidad contemporánea.

El libro nos lleva a preguntarnos qué sería lo valioso y lo específico de la presencia física real, en qué nos vincula de otro modo. Es cierto que, con las posibilidades de que actualmente da lo virtual, si me desplazo, si pongo el cuerpo, eso debería tener un plus: ¿quién aceptará una espera de 30 minutos en el médico para que simplemente le lean unos resultados? ¿Qué alumnos de grado irían a clase para que les pasen un power point que podrían leer en su casa? Querrán que les den un consejo, una valoración, unas palabras de ánimo. El vínculo pedagógico (que me toca especialmente ya que trabajo en educación) no es lo mismo sin la presencia de los cuerpos en un mismo lugar. Lo hemos vivido en la pandemia con las clases vía zoom. (Pero lo mismo sucede con la telemedicina: los vínculos y la confianza que se genera es diferente). En eso, hay que decir que la práctica del psicoanálisis, no se produce sin la presencia de los cuerpos (lo que no excluye, puntualmente, algún uso de lo virtual como evocativo del encuentro, pero nunca como sustitutivo).

Entonces, la cuestión es que el vínculo incluye al otro más allá de su imagen y de su palabra: la presencia del cuerpo compromete. CITO DEL LIBRO: No todo en el cuerpo es imagen o palabra, hay algo real que no es simbolizable y que solo se alcanza con lo que el cuerpo comporta: con los gestos, las vacilaciones, los silencios… Cuando los cuerpos están se hacen más evidentes las ausencias, los vacíos.

Concluyo apuntando que la cuestión no es criticar la comunicación digital, que existe y que es un avance en muchos sentidos: la cuestión es identificar también sus límites, ya que se presenta como ilimitada y promete cierto “tecnosolucionismo” válido para todo. Y eso tiene consecuencias políticas. Jose Ramón Ubieto, entre otras muchas cosas que el lector descubrirá, plantea cierta serenidad frente a todos estos avances tecnológicos, abrir un tiempo para comprenderlos, pese a la dificultad que hay para tomarse un tiempo para comprender en medio de la instantaneidad y la aceleración actual, en los tiempos que corren. Pero bueno, podemos tomarnos un tiempo, por ejemplo, aquí, por ejemplo, para conversar sobre el libro. Muchas gracias.