María Verdejo

 

Celebrado en Bilbao el día 15 de mayo de 2015

Mariana Otero lleva haciendo cine desde hace veinticinco años. Cineasta interesada por temas sociales desde el inicio de su carrera como documentalista nos presenta en A Cielo Abierto una mirada que permite comprender la visión singular del mundo de los niños y niñas que se encuentran sumidos en graves dificultades psíquicas y sociales.

Realizar este documental no estuvo decidido desde la entrada. Mariana Otero tenía el deseo de realizarlo pero ella necesitó de un tiempo, tiempo para ver más allá de las apariencias y tiempo para comprender que es lo que se hace en Le Courtil. Sólo tras estos tiempos pudo concluir que podría ofrecerse al trabajo. Fueron meses conviviendo en el centro antes de decidirse a realizarlo.

En el documental A cielo abierto podemos ver una mirada abierta, sin prejuicios, una Mariana Otero que muestra en su film un claro ejemplo de cómo partiendo del no saber más absoluto, dejándose interrogar y abrirse a las preguntas, entra en Le Courtil con el respeto que se merecen los niños y los profesionales que allí trabajan, rodando una película arriesgada que da cuenta de muchas cosas:

– De cómo se dejan fuera los prejuicios de las etiquetas diagnósticas. Mariana Otero dice que se decidió por filmar en Le Courtil porque encontró algo sorprendente que allí, en Le Courtil, nunca hablan de locura, ni de discapacidades, ni de autismo. No usan ninguna de esas palabras clasificatorias sino que se hacen preguntas sobre cada niño para intentar entender uno por uno. Para ellos cada niño es un enigma y su trabajo es entender y encontrar una solución apropiada para cada uno de ellos, porque a diferencia de nosotros que tenemos una lengua común, cada uno de los chicos tiene una lengua privada. En Le Courtil se dedican a descifrar y entender esta lengua caso por caso.

Esto la decidió a quedarse y realizar allí este documental sobre una pregunta que atravesó gran parte de su vida, pero que tardó en realizar porque, como ella misma dice, estimaba que para abordar un tema tan complejo, le era preciso tanto experiencia humana como experiencia cinematográfica.

El documental deja a ver como Mariana Otero encuentra su lugar en la institución, lugar que permitirá, incluso cómo para una de las niñas que la cámara (que es Mariana) cobre función de sostén, unificando su imagen, dándole un soporte que le permite reinventarse.

La cámara, mirada abierta de Mariana Otero, se funden y se convierten en un instrumento puesto al servicio del trabajo cotidiano porque ella misma se reconstruye a través de su propio trabajo como documentalista en Le Courtil. Mirada donde cámara y cuerpo forman una unidad ofreciendo, una mirada que localiza, que da a ver para entender, que no se vuelve una amenaza. Mariana Otero crea una manera de hacer de la cámara un apéndice de su propio cuerpo que puede poner a disposición del trabajo.

-En el este documental se pone en escena las maneras de estar en el mundo de cada uno de estos chicos y chicas, y las maneras de construirse un cuerpo, de situarse en el tiempo, en el espacio, porque como nos dan a ver todo esto no está de entrada para el ser humano.

– Nos da a ver también la importancia que tiene para estos niños salir de un discurso que está todo el tiempo demandando “hay que aprender, hay que ser de otra manera” para poder encontrar sus propias invenciones que les sostengan en la vida.

– Mariana Otero nos ofrece una mirada que busca comprender, que escucha, que se interroga, que va y vuelve para capturar esa lógica particular de cada niño. Cámara que se introduce en las reuniones de equipo, en las supervisiones, en las entrevistas, buscando el lugar propio de cada niño.

Reuniones en las que de lo que se trata es de comprender aquello que el niño está pudiendo encontrar por el mismo, o que lleva al taller, cuál es su relación con aquello que le resulta insoportable y cómo trata de fabricar soluciones frente ello, tomando desde ahí las decisiones de intervención con los chicos. Así nos da a ver cómo en Le Courtil uno de los fundamentos de la práctica es no anticipar lo que sería bueno para el niño, se trata más bien de buscar el mejor acuerdo posible entre los ideales que puede encontrar en el mundo y su particularidad.

– En este documental Mariana Otero comparte con nosotros una experiencia que nos permite entender algo sobre cómo ven el mundo los niños de Courtil y de los efectos terapéuticos que la orientación lacaniana tiene en sus subjetividades. Orientación que permite no taponar a los niños, sino permitirles ser y con ello aprender a saber cuál es su funcionamiento y cómo ayudarlos a encontrar sus límites, sus formas de habitar este mundo de los humanos del que formamos parte, sin exclusiones, sin segregaciones.

– Quisiera resaltar el ritmo del documental, cuando empieza parece que no entiendes nada, y poco a poco te lleva a darte cuenta de porqué cada niño actúa de una determinada manera, no son caprichosos, negativistas, ni tampoco retrasados, tienen una lógica particular y, es desde la escucha de esta lógica de su funcionamiento que se pueden idear estrategias de intervención que les ayuden a pacificarse, a insertarse en la condición humana. No se trata de reeducarlos, ni de adaptarlos. Vemos como un niño gira y gira, entra en una hiperactividad sin freno, en un demasiado, como se dice en el documental, algo que empieza siendo un juego placentero y que se le vuelve un displacer y, cómo se trata de que escuchándolo se pueda encontrar una manera en la que él encuentre cómo parar y volver a reencontrar el placer de jugar. Haciendo unas preguntas en la canción…

A cielo abierto nos hace vivir nuevas maneras de ver y comprender el mundo y al ser humano a través de la mirada que Marian Otero pudo construir conviviendo con unos niños que son escuchados desde una orientación psicoanalítica que les da un lugar como sujetos de pleno derecho.

Lo que nos ha entregado en este documental es su experiencia particular, ver el mundo a través de los ojos de los otros.