(Referencia de la lección VIII “El hombre y la mujer y la lógica” del Seminario XVIII De un discurso que no fuera del semblante)

Cristina Califano*

 

115- Los empleos de NO son de tres tipos:

1- Los empleos con NO, NADA, NUNCA etc., para constituir una negación banal. Son estos los que han sido cuestionados hasta aquí.

2 -Los empleos con QUE para formar una negación cuya única excepción es la cosa introducida por QUE. Ejemplo: es verdad, ella no tiene más que a mí y me cuesta abandonarla.

3- Diversos empleos aislados en el subordinado. Son éstos últimos los que van a darnos la llave del problema. En efecto, el estudio detallado que nosotros hemos hecho de estos diversos empleos de NO en la subordinación, nos han llevado a pensar que NO expresaba siempre una discordancia entre esta subordinación y el hecho central de la frase. Es por ello, que nosotros hemos dado a NO el nombre de discordancial. Debido a algunas rápidas consideraciones que vienen a continuación, el lector va a poder darse cuenta de las diferentes formas donde el espíritu percibe esta discordancia y la expresa.

El caso más claro puede ser, es la presencia de NO después de los comparativos de desigualdad. Es evidente, que hay en paralelo una discordancia entre la cualidad percibida y xxx al cual se la lleva. También es una norma de uso NO en estos casos:

La necesidad de devolver insolencia por insolencia le había hecho tomar formas odiosas y desagradables que junto a su frivolidad y a su distracción le han hecho más enemigos de los que necesitaba.

… él lanza el disco, que va a caer a tres pies más lejos que él le había lanzado Euphorium.

Yo no había visto nunca un mono que pareciese más a un hombre que lo que él mismo parecía a un mono.

Y es justo que él sea así, para que el alma de San Francisco estuviese más bella que la mía.

¡ A la fortuna! No hace falta creerme más burro de lo que soy, mi viejo Constant.

Él tiene más genio del que existe en el aire.

Un caso particular de discordancial después de los comparativos de desigualdad es su empleo después de la locución a menos que:

¿Pues qué hacer en un xxx a menos que no se sueñe?

El discordancial se emplea también en las proposiciones completivas gobernadas por verbos que expresan el temor, la precaución, la imposibilidad. Ejemplos:

A) Temor: Yo tiemblo que Atalia, para no ocultarle nada, usted mismo del altar haciéndose arrastrar, no acabe finalmente sobre usted sus venganzas funestas y de un respeto forzado no xxx los restos.

M.d. Talleyrand, en su discurso al Rey había dicho elegantemente que las barreras eran los apoyos; la corte temió que ellas no fuesen obstáculos.

Su pequeño sobrino, se presentó al círculo. Él temía que él no fuese Black Boulé.

En el temor, hay discordancia entre el deseo del sujeto de la principal y la posibilidad que él divisa.

B) Precaución:

Póngase ahí, os digo: y cuando usted esté ahí, cuídese que no se le vea y que no se le oiga.

…tenían que cuidar el fuego y estar atentos de que no se apagase.

C) Imposibilidad:

Yo cubría estos temas con un galimatías filosófico, como una nube que impedía que los ojos de todo el mundo los reconociesen, por mucho que ellos estuviesen.

… Hay un árbol que impide que se vea en su casa.

En la imposibilidad, hay discordancia entre el fenómeno que debería producirse y la fuerza que lo impide.

El discordancial en subordinación completiva, se encuentra en condiciones un poco diferentes cuando el verbo central de la frase está afectado en una negación.

No temer puede tener dos sentidos: se dice “ Luis no teme que Elisabete se vaya.” Para expresar que a Luis le habría disgustado que Elisabete partiese, pero que esta partida es improbable; hay en este caso concordancia entre lo que desea Luis y lo que probablemente ocurra; también, nada de discordancial. Pero la misma frase puede también querer decir que Elisabete probablemente va a partir, pero que a Luis no le importa que ella parta o no. Ahí tampoco no hay discordancia.

Después de no impedir, tanto aparezca el discordante, como falte nos ha parecido que se le encontraba más a menudo cuando el subjuntivo de la subordinación tenía un sentido presente. Ejemplo: esto no impide que él sea mi amigo.

En verdad, no impedir es una negación muy grosera. Esto puede tener dos sentidos: o bien “ tener una voluntad o tendencia de oposición, pero impotente”. En este primer caso, la realización del hecho es inadecuada a esta voluntad, de ahí la discordancia y el empleo de NO. O bien “ no manifestar ninguna oposición”. No hay entonces inadecuación entre el hecho y la voluntad de impedir puesto que aquí no existe y no hay NO. El discordancial aparece aquí como un mecanismo muy fino que usa el espíritu para defenderse contra la grosería y la insuficiencia del concepto bruto de negación.

Después de no dudar, se puede igualmente encontrar o no el discordancial. Ejemplo:

Con discordancial:

No se dudó nada que la fé todavía no había encontrado allí una vuelta de su oficio.

Sin el discordancial: Yo no dudaba que el amor causaba estos dolores. No se puede… dudar que ellos estén llenos.

El giro llevando el discordancial parece más fino. No dudar implica precisamente una duda sin la cual se diría: saber

Hay discordancia entre esta duda real marcada por el subjuntivo y la afirmación principal que quiere pretender que no se duda. El discordancial aparece y más fácilmente cuando el hecho es futuro. Un hecho futuro dudoso por naturaleza.

Se encuentra también el discordancial “cerca del no desesperar” porque el no desesperar está lejos de ser lo contrario de desesperar; es solamente albergar una débil esperanza, lo justo para que no halla desesperanza. Queda pues una discordancia entre el deseo que se tiene del acontecimiento expresado en la subordinación y la imposibilidad irreductible de este acontecimiento.

Como se ve en todos los casos de uso acerca del principal negativo el discordancial interviene para corregir la ilegítima brutalidad de la negación.

Uno de los papeles más interesantes del discordancial es aquél de su empleo “antes que”. En efecto, es innegable que este uso está en progreso. Muy raro antes del siglo XV y todavía es raro en el siglo XVI y en el período clásico, pero se desarrolla parcialmente en el IXX y se expande en el XX. A decir verdad, el giro comportando antes que sin el discordancial persiste en la lengua pero lo que es precisamente muy interesante es que parece una ligazón semántica bastante clara entre las frases reafirmando y aquellas que no lo reafirman nada. Cuando “Ne”, no está presente la frase no marca nada más que una pura sucesión cronológica de hechos concebidos como sin duración y sin que indique si el nuevo hecho pone fin o no al estado del hecho anterior, por ej. El barón entró en la habitación de Janie antes de que ella se hubiera levantado.

Al contrario la prescencia de “ne” marca la importancia particular de la condición expresada “antes que”. Ella insiste acerca de la duración que ha transcurrido antes de la intervención del nuevo hecho; implica la mayor parte de veces que el nuevo hecho pone fin al estado del hecho anterior. Es decir que ella marca la discordancia entre el hecho nuevo y el principal, entonces el discordancial merece el nombre que nosotros le hemos dado. Ej, silencio y manos a la espalda! No se comienza a comer “antes” que la distribución “ne” haya acabado.

Es al lado del empleo del discordancial acerca de antes que, que es preciso colocar su uso acerca de “que” o un pronombre relativo incluso en una frase cuyo eso central sea negativo como en: yo espero poder volver antes que madame no haya llegado. Esta frase equivale más o menos a: yo espero bien poder haber vuelto antes que madame no haya llegado.

Hemos indicado más o menos de forma sumaria los principales empleo del “ne” en las proposiciones subordinadas, y el lector ha podido darse cuenta que éste affontive indicaba claramente la noción de discordancia pero hay que cuidarse mucho de creer que el discordancial sea en todos sus usos gobernados mecánicamente por tal o cual giro de frases . Esto prueba que se trata de un taxieme realmente vivo en el espíritu de los franceses, y que también se encuentra en circunstancias semánticas análogas a aquellas de los giros indicados.

a) en analogía con “a menos que”

b) en analogía con temor

c)en analogía sin duda

d)en analogía con antes que

El habla de nuestros días desarrolla un nuevo uso del discordancial que se puede considerar haciendo la transición entre el uso acerca del no dudar y aquel que ser refiere antes que.

Nuestra concepción del discordancial haría esperar que se encontrase en las subordinaciones subjuntivas introducidas por “sin que”. Parecido uso no es clásico, los autores que se ajustan a la norma escriben de ordinario sin discordancial, pero hay un gran nro de ejemplos de los cuales de acuerdo a nuestra búsqueda se encuentra el discordancial en “sin que”.

116-La segunda parte de la negación francesa constituida por palabras como nada, nunca, ninguno, nadie, más, apenas etc., se aplica a hechos que el sujeto no lo ve como formando parte de la realidad. Estos hechos son de alguna forma forcluidos, así le damos su nombre.

Los usos del forclusivos son de cuatro tipos:

– los usos con no, para constituir una negación banal. (yo no le diría nada)

– los usos no teniendo un valor de negación plena; en un sustantivo, en un adjetivo.

– los usos afirmativos dichos puro de un tipo arcaico

– los usos en los cuales aparece la ligazón especial de forclusión que es característica de este tipo de instrumento.

Estos últimos usos son aquellos acerca de los cuales debemos estar atentos, pues nos dan la llave del taxieme de los instrumentos forclusivos.

Cuando el hecho subordinado dependa de un hecho de la frase central plenamente negativo se encuentran frases como: yo no quiero nada que él me diga nada.

Se ve bien que las ideas tocadas por jamás nada, son como expulsadas del campo de las posibilidades percibidas por el narrador. Estos usos en subordinación dependiente de un hecho central negativo, conducen naturalmente al uso del forclusivo en subordinaciones dependientes de un verbo o un adjetivo, donde el semantismo lleva la misma forclusión que el hecho subyacente.

Acerca de los verbos desafiar, …el forclusivo excluye el hecho subordinado de posibilidades futuras pero el lenguaje conoce un giro más particularmente interesante al punto de vista psicologico en el verbo arrepentirse. Es del pasado que un hecho que realmente ha existido está efectivamente excluido.

Discordancial, marca una inadecuación del hecho aceptado que está excluido del mundo aceptado del narrador.

Forclusivo, que el hecho no aparece en mi campo de conocimiento.

La lengua francesa llega a negar un hecho expresado por un verbo es que la negación gana en elegancia pero pierde en fuerza.

 

* Trabajo presentado en el Seminario del Campo Freudiano de Bilbao, Curso 2009 – 2010, dedicado al Seminario 18 de Jacques Lacan