Kepa Torrealdai *

 

Se me pidió una referencia en cuanto a este tema que es abordado por Lacan al final capítulo XVIII del Seminario XVI De un Otro al otro. En este capítulo llama perversión a la restitución del objeto a al campo de A. Recuerda que lo comparó irónicamente con el hombre de fe, él le da a Dios su verdadera plenitud. Explica que la estructura de la perversión tapa, enmascara la castración por la misteriosa operación del objeto a. El perverso repara la falla fálica, designando este Otro como hommelle, condensación entre homme hombre y elle ella. Entonces de S(A/) pasamos a S(A) a un A sin falla. Lo contrario queda para el neurótico s(A/) articulándose el texto del síntoma neurótico a nivel del enunciado.

 

Esto podemos verlo en el grafo del deseo que Lacan desarrolló en el Seminario V donde en el piso superior se encentran S(A/) y el matema de la pulsión, mientras en el piso inferior se encuentra el significado del Otro A, todavía sin barrar en aquella época.

Fuimos formados por Lacan para llamar al sistema significante con el nombre de Otro y por ende para identificar al Otro con el lugar de la palabra y del campo del lenguaje. La mutación que se introduce a partir del Seminario XVII, consiste en separar la posición del Otro de la del funcionamiento de las cadenas significantes, que trabajan para el goce (1).

Una carta de Almor (2)

Este capítulo está encabezado por las fórmulas de la sexuación que quizá puedan arrojarnos algo de luz sobre este tema. Pero sigamos primero con lo que nos dice Lacan en hacia el final del capítulo: “Eso que se creía perversión, tal como se detectan en las neurosis, que de ningún modo son perversiones. La neurosis es el sueño antes de la perversión. Los neuróticos no tienen ninguno de los caracteres del perverso. Simplemente sueñan con eso, cosa muy natural, pues ¿cómo, si no, alcanzar a su pareja?

“En los perversos hay una subversión de la conducta que se apoya en un savoir-faire, una habilidad ligada a un saber, el saber de la naturaleza de las cosas, un acoplamiento directo con lo que es su verdad, o sea, su moralidad. Hay una moralidad de la conducta sexual. Sólo que a fuerza de decir bien, se desemboca en Kant, donde la moralidad confiesa lo que es: La moralidad confiesa que es Sade”.

“Si el inconsciente nos enseñó algo, es que en el Otro, eso sabe. Sabe justamente porque los significantes con que se constituye el sujeto son su soporte”.

“El asunto es saber, en lo que constituye el goce de la mujer en tanto el hombre no la ocupa por entero, el asunto es saber qué hay de su saber. Pero para el saber en cuestión aquí, la pregunta parte de que hay algo, el goce, y de que no es posible decir si la mujer puede decir algo de él, si puede decir lo que de él sabe”.

Entonces ahora estamos ya inmersos en las fórmulas de la sexuación:

Señalamos que S(A/) se encuentra en el lado derecho de la fórmula y que desde el lado macho no hay acceso a ella. Siguiendo a Patrick Moribot podemos separar en dos lados la fórmula: a la izquierda del lado macho, lado del sujeto, donde se encuentran S/ y el Uno, el góce fálico y del lado derecho se colocarían: del lado femenino, el ser sexuado femenino, El Otro sexo, el Otro goce.

Entonces desde el lado macho solamente hay acceso al objeto pequeño a a través del fantasma S/<>a. ¿Qué es el Otro a nivel del goce? Se reduce al objeto a, el Otro, como goce perverso. Ante la inconsistencia del Otro el neurótico responde con el fantasma, podemos escribir:

 

Entonces el objeto a es asible en el fantasma y se desnuda en la perversión (3). En la perversión el objeto a viene a hacer pantalla a toda la falla del Otro (4).

 

Este matema sería el paso previo al que Lacan nos presenta como S(A) A sin barrar.

La pasión del neurótico y la pasión del perverso (5)

El verdadero perverso no se encuentra en análisis, precisamente porque él sabe la razón por la que está en este mundo: está en este mundo para el goce, sabe dónde buscarlo y dónde encontrarlo. Es un buen conocedor de los lugares de goce en la ciudad. Eso lo orienta, el goce regula su deseo. En el neurótico se trata de buscar, para no encontrar. En el persverso se distingue un aspecto de necesidad. Es una modalidad lógica de algo que no cesa.

El neurótico, sin embargo, no sabe para qué está en el mundo. Como le falta una razón de ser, se la inventa.

Para el perverso el goce que está en juego no es el suyo, trabaja para el goce del Otro, Lacan dirá que se hace instrumento del goce del Otro.

Litoral:

Entre el saber y el goce, un litoral. Dos sustancias heterogéneas. “Esta frontera es la que el neurótico vuelve a interrogar y que nada, de hecho, puede suturar” (6). Digamos que el neurótico se cuestiona la auténtica verdad del saber y también de si el saber puede aguantar el tipo al goce. Sin embargo, el perverso sabe, no se interroga nada, no tiene el fantasma para hacer pantalla de S(A/), se coloca en el lugar de a para taponar la falla. Digamos que el perverso está forzado a ahogarse cada vez en este litoral, por esa modalidad de lo que no cesa. Litoral en el que el neurótico puede bañarse de Otra manera, si consiente a la extracción del objeto de su fantasma.

 

NOTAS

(1) J.-A. Miller. Partenaire-síntoma. Paidós. Pág. 229.
(2) Jacques Lacan, Seminario 20, Aún. Capítulo VII.
(3) Jacques Lacan, Seminario 16, De Otro al otro. Paidós. Pág. 22.
(4)Freudiana 55, pág. 11.
(5) J.-A. Miller. Introducción a la clínica lacaniana. Conferencias en España. Conferencia de Apertura del Seminario del Campo Freudiano en Valencia en 1986. Publicada en el manuscrito Alemán. Pág. 74.
(6) Jacques Lacan, Seminario 16, De Otro al otro. Paidós. Pág. 305.

 

 

 


* Trabajo presentado en el Seminario de lectura y comentario de textos del 30 de abril de 2022 de la Antena Clínica de Bilbao, Curso 2021 – 2022, dictada por Silvia Baudini, dedicada a las lecciones 16, 17 y 18 del Seminario XVI, De un Otro al otro, de Jacques Lacan.