Angelines Monreal *

 

 

 

Vamos a ver el sueño de la Bella carnicera en el capítulo V de La dirección de la cura, que Lacan titula “Hay que tomar el deseo a la letra”. Y también en una clase del curso de Miller de 1986, que llama “Un trío de melodrama”.

Freud había llamado a esta señora “La ingeniosa paciente”. ¡Usted dice, que el sueño es un deseo cumplido! Le contaré uno que es todo lo contrario.

Quiero dar una comida, pero no dispongo sino de un poco de salmón ahumado. Pienso en salir de compras, pero recuerdo que es domingo y que las tiendas están cerradas. Intento telefonear a algunos proveedores, y resulta que el teléfono no funciona. De este modo, tengo que renunciar al deseo de dar una comida.

Freud insta a la paciente a que hable.

Cuenta que su marido es carnicero y le había dicho que quería iniciar una cura de adelgazamiento, para ello, y, sobre todo, no aceptará invitaciones a comer.

La mujer se declara enamorada de su marido, y bromea con él rogándole que no le compre caviar, aunque todos los días comería un bocadillo, pero no quiere por su alto precio, a pesar de que su marido estaría complacido en ofrecérselo.

La paciente relata que el día anterior había ido a casa de una amiga a la que su marido elogia y de la que ella está celosa. Aunque esta amiga es delgada y a su marido le encantan las redondeces. La amiga le había expresado su interés de engordar, además le dijo que en su casa se come muy bien y le gustaría recibir una invitación a comer. El salmón es el plato preferido de la amiga del que también se priva por razones económicas.

Cuenta la paciente que un artista le pidió a su marido pintar su rostro, pues nunca había visto una cabeza tan impresionante. Y el carnicero, de quien dice Lacan que no tiene pelos en la lengua, le replica “una rebanada de trasero de una hermosa muchacha sería más del agrado del pintor que su cara.

Fue Lacan quien llamo a esta paciente La Bella carnicera. Un sueño no es más que un sueño, se oye decir, dice Lacan indicando el desdén con el que ciertos autores trataban los sueños.

Un sueño es más que un sueño, pues Lacan ha hecho del sueño de la Bella carnicera el ejemplo paradigmático de la subjetividad histérica. Un sueño es más que un sueño, Freud ha reconocido en él al deseo. Una dama tiene un sueño, animada por el deseo de poner a prueba a Freud. Y podemos percibir que Freud se satisface en reconocer en él el deseo del sueño y la confirmación de su ley. Freud señala que en él se satisface por desplazamiento, por alusión al deseo de otra, el deseo de tener un deseo insatisfecho.

Lacan reinterpreta el sueño con las leyes del lenguaje: significante, significado, metáfora, metonimia, lo que le permite distinguir dos dimensiones. Por un lado, un deseo significado por un deseo. El deseo de tener un deseo insatisfecho en la paciente está significado por su deseo de caviar. Y en un registro diferente tenemos un deseo sustituido a un deseo. En el sueño el deseo de salmón de la amiga, sustituye al deseo de caviar de la paciente. En un primer nivel la paciente se ha identificado con su amiga y tenemos que el salmón para la amiga desempeña el mismo papel que el caviar para la paciente.

Dice Laca que, así como la hoja tiene los rasgos de estructura de la planta, el deseo del sueño de la histérica reúne todos los mecanismos inconscientes: condensación, desplazamiento, etc. Y atestigua de la relación del deseo con el lenguaje.

La metáfora, sustitución de un término por otro, y la metonimia, combinación de un término con otro. En el sueño el salmón está sustituyendo al caviar que es el significante del deseo de la paciente. Así tenemos el sueño como metáfora del deseo.

La paciente había manifestado su deseo de comer caviar, pero insiste para que su marido no lo compre, y así Freud había interpretado el sueño como el deseo de tener un deseo insatisfecho. Freud había señalado la identificación histérica en el deseo de salmón de la amiga y el de caviar para la paciente. Pero, dice Lacan, hay que ir más allá para saber lo que este deseo quiere decir en el inconsciente.

El sueño responde al deseo de su amiga de venir a cenar a su casa, pero la Bella carnicera no sabe qué le empuja a ello aparte de que se cena bien. La Bella carnicera no pierde el hilo, y es que su marido habla siempre de ella ventajosamente. “Aunque flaca como es no está muy hecha para gustarle, pues a él le gustan las redondeces”.

Miller dice que Lacan realiza una vuelta de tuerca suplementaria al trabajo realizado por Freud, a partir de la distinción entre demanda y deseo. Dice que Lacan sitúa al inicio del texto el binarismo metáfora-metonimia, que es más operativo, mientras que el de demanda y deseo es más secreto.

La demanda y el deseo están repartidos entre la paciente, la amiga, y el marido. “Un trío melodramático”. Los personajes aparecen redoblados. Cada uno se presente con su demanda y su deseo.

Un punto crucial, dice, es que existen dos identificaciones. Con la amiga y con el marido. Pero están en dos niveles diferentes, la identificación con la amiga se refiere a la demanda, y la identificación con el marido, al deseo del Otro.

¿Qué demanda la amiga? La amiga demanda ir a cenar a casa de la Bella carnicera. Cuál es el deseo aparte de que se cena bien. La Bella carnicera no pierde el hilo, su marido habla siempre de ella ventajosamente. El marido se interesa en ella, despierta algún deseo en él, y eso provoca algún deseo en ella. Deseo de dejarse apreciar, cumplimentar, ver por el marido.

¿Qué demanda el marido? El marido demanda las redondeces, ¿Qué desea? La delgadez. Siente interés por esa hermosa flaca. No piensa más que en adelgazar.

El sueño es una respuesta a la amiga, a su demanda y a su deseo. Responde positivamente a la demanda de ir a cenar a su casa, pero a causa del deseo subyacente de la amiga, la paciente desea que la demanda no se satisfaga. Que no venga a flirtear con su marido.

Pero el asunto es el deseo del Otro. Un deseo de segundo orden. La paciente tiene un doble deseo. Un deseo que está articulado a la demanda de la amiga, pero que está en relación directa con el deseo del marido. ¿Qué desea el marido? Se pregunta la Bella carnicera. Pero, ¿cómo puede ser amada otra por un hombre que no podría satisfacerse con ella? ¿Cuál es el secreto de su deseo? Es en esta cuestión que la mujer se identifica con el hombre y la rebanada de salmón viene al lugar del deseo del Otro. El marido tiene un deseo oculto de delgadas y esto se simboliza en la rebanada de salmón.

Para la paciente no se trata solo de que no se celebre la cena, se trata de ser ella el objeto del deseo. Apartar a su amiga del marido, y ser ella lo que conviene a su deseo.

En la primera parte el sueño es comentado desde el punto de vista del deseo de la amiga y de la respuesta a ese deseo, mientras que en la segunda parte se dicen las mismas cosas, pero a partir de la identificación masculina. En la vertiente de la identificación masculina el deseo del sueño es el del marido. El deseo de invitar a cenar fracasa porque la paciente ha tomado a su cargo el deseo del marido.

¡Todo ha fallado profesor! ¿Cómo arregla usted esto? Es la pregunta de una mujer identificada a otra mujer, pero también es en eco la que plantea una mujer identificada con el hombre.

En un primer momento vemos a la Bella carnicera con su traje de salmón. Es la identificación femenina.

En un segundo momento, la rebanada de salmón viene al lugar del deseo del Otro, y la Bella carnicera lo lleva como broche. El marido le había comunicado su deseo de adelgazar. No es solo que quizás le gusten las delgadas, sino que él mismo quiere estar más delgado. Así la rebanada de salmón viene al lugar del significante del deseo del Otro. La rebanada de salmón viene al lugar del deseo del Otro en tanto lo simboliza como deseo de delgadez.

El significante salmón, significante de la amiga, se convierte en el deseo del Otro a partir de la pregunta histérica. Pero ¿cómo puede ser amada otra por un hombre que no podría satisfacerse con ella?

El sujeto histérico es la pregunta sobre el deseo del Otro. ¿Qué desea su amiga? ¿Qué desea el marido? Todas las preguntas están simbolizadas en el salmón. Son el salmón de la amiga, su rebanada, el salmón del marido, un significante válido para todo.

La histérica se identifica con el hombre, con su deseo y quiere ser el objeto de ese deseo.

Salmón es un significante que viene de la amiga, rebanada del marido. En rebanada de salmón ambos significantes se acoplan. En la primera parte la Bella carnicera va vestida de salmón. En la segunda añade el broche con forma de rebanada. El deseo del Otro para forjar su significante conserva el salmón presente en la amiga y le añade la palabra rebanada.

Pero esto aún se complica más. En el tercer momento, en la tercera identificación, la Bella carnicera irrumpe con la cabeza y el cuerpo de salmón. En la tercera identificación la Bella carnicera se identifica con el objeto del deseo del hombre que tiene también su base en el salmón. Para poner de manifiesto su valor fálico habrá que pasar de la rebanada al salmón entero en toda su gloria.

Así pues, el sueño contiene las preguntas y la respuesta ¿Qué desea la amiga? ¿Qué desea el marido? ¡No hay cena!

 

 

 


 

* Trabajo presentado en el Seminario de lectura y comentario de textos del 21 de enero de 2023 de la Antena Clínica de Bilbao, Curso 2022 – 2023, dictada por Estela Paskvan, dedicada a los capítulos 4, «Verdad, hermana de goce», y 5, «El campo lacaniano», del Seminario XVII, El reverso del psicoanálisis, de Jacques Lacan.