Antonio Múgica*

 

“Haría falta pese a todo distinguir la dirección propia de la identificación. Haría falta saber si la identificación en el análisis es el objetivo o el obstáculo. Quizá se comprometa a la gente a obtenerla, pero para que al mismo tiempo se deshaga de ella. Del hecho de deshacerse justamente por obtenerla puede surgir algo distinto que llamaremos en esta oportunidad el agujero.”

Jacques Lacan, Seminario 16, De Otro al otro, Paidós, 2008, p. 154.

 

La docente ha pedido un comentario sobre este párrafo. Y encuentro dos modos de abordarlo: por sus términos y por el contexto. El trabajo que he hecho siguiendo esos ejes ha logrado reunirlos de cierto modo. Diré que si algo ha destacado para mí en estas lecturas ha sido la relevancia que tiene en esas líneas la consideración del final de análisis.

Pero, pese al adelanto del final de mi lectura, hay que hacer el camino que lo haga patente. Así pues, decía: dos líneas de trabajo, los términos y el contexto.

Si tomamos los términos, podemos, claramente, tomar dos: la “identificación”, y el “agujero”.

 

IDENTIFICACIÓN

De la “identificación”, podemos recordar fácilmente cómo Lacan tempranamente introdujo un esquema, el óptico, con el Estadio del espejo, en el que se abordaba un tipo de identificación, la imaginaria, la del yo y el otro, a y . Una articulación particular y problemática en tanto hay una distribución entre uno y otro.

Por otro lado, sabemos cómo Lacan destacó muy en particular otro registro, el simbólico. La identificación simbólica toma también una complejidad especial. Ya de entrada, aparece en una división, la del significante que representa al sujeto para otro significante.

No he podido consultar el Seminario IX, La identificación, aún no publicado, pero sí el Seminario XI, donde menciona en distintos momentos el “rasgo unario” y ese modo de identificación que Freud aísla. Tampoco he trabajado la cuestión de la nominación.

Pero en ese seminario XI, encontré que en el último capítulo, Lacan menciona a también a Bergler y su libro “La neurosis de base”. Casualidad, el párrafo propuesto para hoy está antecedida por un trabajo apoyado en la mención a otra parte de dicho texto. En la ocasión del Seminario XI la mención a Bergler es a partir de lo que éste dice sobre el final del análisis y la “liquidación” de la transferencia.

Es a partir de esto que Lacan plantea: “Quiero decir que la maniobra y la operación de la transferencia han de regularse de manera que se mantenga la distancia entre el punto donde el sujeto se ve a sí mismo amable y ese otro punto donde el sujeto se ve causado como falta por el objeto a y donde el objeto a viene a tapar la hiancia que constituye la división inaugural del sujeto”.

Lacan, en esas páginas plantea que la identificación con el analista tiene sus límites, que se puede ir más allá de esa identificación y que se define “por la relación y la distancia existente entre el objeto a minúscula y la I mayúscula de la identificación”. Poco después dirá las conocidas frases: “Ir más allá del plano de la identificación es posible. Todo aquel que haya vivido conmigo hasta el final la experiencia analítica, en el análisis didáctico, sabe que lo que digo es cierto.

Más allá de la función del a la curva vuelve a cerrarse, en lo que al final de análisis se refiere, donde nunca se dice. O sea que después de la ubicación del sujeto respecto de a, la experiencia del fantasma fundamental deviene pulsión. ¿Qué deviene entonces quien ha experimentado esa relación opaca con el origen, con la pulsión? ¿Cómo puede un sujeto que ha atravesado el fantasma radical vivir la pulsión?

Como puede observarse, la cuestión del término “identificación”, rastreado en Lacan, lleva al planteamiento de las cuestiones del fin de análisis, y lleva a considerar que el párrafo propuesto por la docente justamente tiene una lectura posible en torno a esta cuestión.

De nuevo, en un curioso entrecruzamiento, podemos comprobar la cercanía de esta lección X del Seminario XVI con aquellas clases del Seminario XI. Allí continuaba al último párrafo que he mencionado el siguiente: “No hay más que un psicoanálisis, el psicoanálisis didáctico –lo cual quiere decir, un psicoanálisis que le ha dado la vuelta a este lazo hasta el final. El lazo tiene que ser recorrido varias veces. En efecto, la única manera de dar cuenta del término durcharbeiten, de la necesidad de elaboración, es concibiendo cómo el lazo ha de ser recorrido más de una vez.”

En efecto, es curioso que el párrafo propuesto por la docente del Seminario XVI no solo sea precedido por una crítica y apoyo en el libro de Bergler, sino que, también, aparezcan términos que ya ahora, en el Seminario XVI son los que Lacan toma a partir de la articulación entre esos dos términos que Bergler reúne, de mal modo, y que Lacan rescata: “superyó” y “durcharbeiten”. Más adelante seguiré sobre estos términos.

 

AGUJERO

Respecto del agujero, únicamente señalaré que, de la lectura que hasta ahora hemos hecho en el Seminario de lectura y comentario de textos, hasta los capítulos que toca trabajar hoy, X, XI y XII de este Seminario 16, hay tres menciones en este Seminario al agujero: en las páginas 151, 163, y 169.

Ya poco antes del párrafo que estoy comentando, en la página 151 de este capítulo X, hay la siguiente mención: “Yo no explico nada (…) Intento en distintos niveles, hacer que haya psicoanalistas que no sean imbéciles. Mi operación aquí es una operación de arreo, no para atraer hacia un agujero de escuela, sino para intentar dar el equivalente de lo que deberían tener los psicoanalistas a gente que no tiene ningún medio de tenerlo”. Aclara poco después que los psicoanalistas imbéciles lo son como sujetos. La mención a la escuela no podemos obviarla, ya que sabemos de la importancia del final de análisis y el pase para la escuela que Lacan construyó.

Volvemos al término “agujero”. También es mencionado en el capítulo XI, página 163. “Esto no significa más que lo que yo, también yo, les estoy enseñando, a saber, que hay un agujero en el discurso, que hay en algún lugar un sitio en el que no somos capaces de poner el significante necesario para que todo el resto se sostenga”. Aquí no se trata de algo que falta, sino de un agujero.

Finalmente, en la página 169 leemos: “Observen aún el cuarto casillero de la matriz de la derecha, donde figuran un cero. Por el modelo en que lo articulé en el esquema de la relación de S con A, este se distingue radicalmente de lo que está en el primer esquema, a saber, la postura o, por el contrario, la indiferencia. Aquí representa lisa y llanamente el agujero.

En un tercer momento tendremos que mostrar con qué se corresponde en el análisis, y verán lo que en este agujero mismo se origina.”

 

EL CONTEXTO

Que el entrecruzamiento de lecturas diera una lectura común en torno al final de análisis no es casual. De hecho la pista está al principio del mismo capítulo de la frase. Lacan habla de la repetición como la clave de “un proceso en el que se trata de saber si, una vez comenzado, puede o no encontrar su término”. Habla del final de análisis y menciona el texto de Freud “Análisis terminable o interminable”.

Las cuestiones que aparecen en esta clase, en parte ya han sido trabajadas previamente en el seminario. El objeto a, el plus-de-gozar, el Uno, la cuestión de si existe yo… y podemos subrayar la relación del superyó con el goce, como instancia imperativa de gozar.

Esto nos introduce en cuestiones de diferenciación sobre el goce, porque aquí, en este seminario XVI nos señala que no es lo mismo el goce que el plus-de-gozar.

El plus-de-gozar es aquí, además de la “esencia del discurso analítico” (cap I), procede de la enunciación, es producido por un discurso y aparece como un efecto, es “función de la renuncia al goce por el efecto del discurso”. “Esto es lo que da lugar al objeto a, el “plus-de-gozar permite aislar la función del objeto a. El plus-de-gozar no es el goce; es algo que responde a la pérdida de goce. De esa pérdida, dice Lacan, “surge lo que se vuelve la causa conjugada del deseo de saber y de esa animación, que recientemente califiqué de feroz, procedente del plus-de-gozar”. (p. 105) Como vemos, es pertinente el término “superyó”.

Antes mencionaba los dos términos de referencia previa al párrafo, superyó y durcharbeiten. La durcharbeiten se traduce habitualmente como elaboración, algo que Lacan critica en esta clase. Como antes he recogido, en el Seminario XI habla sobre ella y la aborda “concibiendo cómo el lazo ha de ser recorrido más de una vez.” Es más un trenzado de discurso que tiene entrecruzamientos, que, como dice en ese seminario, deben conducir, con la interpretación, a los significantes non-sensical, sin sentido.

Finalmente diré que me parece que el párrafo comentado justamente plantea dicho agujero como aquello a lo que lleva el que se llegue a dicho punto, a ese punto de un análisis en que se aísla el S1. Es de este modo, también, que creo se puede leer ese párrafo que he localizado sobre el agujero y ya mencionado, y en donde lo que creo que se debe subrayar es que, “hay un agujero en el discurso, que hay en algún lugar un sitio en el que no somos capaces de poner el significante necesario para que todo el resto se sostenga”. Para deshacerse de algo hay que primero obtenerlo. Hay aquello a lo que no llega el significante, pero, a su vez, a este imposible, se llegaría por el significante.

 


* Trabajo presentado en el Seminario de lectura y comentario de textos del 29 de enero de 2022 de la Antena Clínica de Bilbao, Curso 2021 – 2022, dictada por Débora Nitzcaner, dedicada a las lecciones 10, 11 y 12 del Seminario XVI, De un Otro al otro, de Jacques Lacan.