(Referencia de la lección 2, «El amo y la histérica», del Seminario XVII, El reverso del psicoanálisis, de Jacques Lacan)

Iñigo Martínez*

El filósofo Hegel nació en Stuttgar en 1770 y publico en 1807 su biblia filosófica: La fenomenología del espíritu. En ella hace de la dialéctica la ley de todo proceso y reelabora la tradición metafísica y religiosa de Occidente para proyectarla sobre la historia y la sobre política. La referencia a la dialéctica del Amo y el esclavo se encuentra en el capítulo IV titulado La Conciencia de Sí, en la secciones A y B (muy prusiano esto). Una relectura interesante de la misma es la que realiza Alexandre Kojéve, filósofo de origen ruso que impartió una serie de conferencias en Paris sobre la fenomenología hegeliana y a las que acudió Jacques Lacan.

Para hablar de la Historia de la Humanidad Hegel empieza haciendo una distinción fundamental entre el ser humano y el animal. El animal es mero Sentimiento de sí mientras que el humano es Conciencia de sí. Pero ¿Cómo se llega a esa autoconciencia? Mediante el deseo. (En Descartes es por el pensamiento y la duda metódica que se llega ala conciencia. En Hegel sin embargo por el deseo). ¿Cómo? Pasando por varias fases: 1) desear un objeto 2) identificarse como ser deseante (soy “yo” quien deseo esto o aquello) y de ahí 3) pasar a desear ser. 1) Al desear (alimento, sexualidad) el humano vuelve sobre sí mismo, se le revela un Yo (que desea) en oposición a las cosas del mundo exterior (no yo). Esto conlleva la conciencia de existir como ser deseante aún es un deseo animal. Hace falta un tercer tiempo en el que ese yo deseante pasa a desear Ser: Ser de Deseo mismo: ser deseado, ser amado, ser reconocido como individuo.

Pero ¿quién reconocería ese deseo? Aquí aparece la función del semejante. No es sino al ser reconocido por otro y por los otros que un ser humano es realmente humano. Entonces el deseo en tanto humano esta mediado por el deseo del semejante: es así cómo un objeto inútil desde el punto de vista biológico (un adorno o la bandera de un enemigo) puede ser deseado porque constituye el objeto de otros deseos. La historia de la humanidad es la historia de los deseos deseados. El hombre se alimenta de deseos como el animal se alimenta de cosas naturales. Y si el valor supremo para el animal es su vida animal…el deseo humano tiene que estar por encima de la mera conservación: el hombre sólo se acredita como humano si arriesga su vida animal en función de su deseo humano. Es una lucha a muerte por el puro prestigio. Para Hegel en última instancia el deseo humano es deseo de reconocimiento.

Entonces hablar del origen de la conciencia es hablar de poner en riesgo la vida con vistas a un fin esencialmente no vital. Pero si esta lucha a muerte por el reconocimiento desemboca en la muerte del adversario no sirve: es imposible hacerse reconocer por un cadáver: el vencedor no puede realizarse en su humanidad. Su certeza sería puramente subjetiva y careciendo entonces de «verdad». Ambos tienen que seguir con vida tras la pelea. Así que hacen falta dos comportamientos humanos esencialmente diferentes: el uno debe tenerle miedo al otro, debe ceder y rechazar poner en riesgo su vida. Debe reconocer al otro como Amo y hacerse reconocer como Esclavo.

Este es para Hegel el comienzo de la Historia de la Humanidad y de la Sociedad que supone la interacción entre Dominación y Servidumbre: la dialéctica histórica es la dialéctica del Amo y el Esclavo.

¿Cuáles son los giros, las piruetas, los movimientos que esta dialéctica plantea? Tenemos dos seres que aspiran a ser hombres y se enfrentan en una lucha a muerte. Para el Amo vencer o morir. El Esclavo por su parte a preferido la esclavitud a la muerte y en este seguir vivo hace que su realidad esencial sea la vida animal. Teme más al amo absoluto: La Muerte.

Reconoce pues al Amo en su realidad y dignidad humanas así que la certeza del Amo ya no es pues puramente subjetiva: esta mediada por el reconocimiento del otro. Desde ahora al Amo le queda gozar de las cosas que el esclavo le prepara. El Amo antiguo es ocioso e improductivo, es libre frente a la Naturaleza ya que se relaciona con las cosas que consume a través del trabajo del Esclavo.

Pero si analizamos la relación desde otro punto de vista encontramos su tragedia: el Amo, es reconocido por alguien a quien él no reconoce como digno: el esclavo es un animal o una cosa. Se encuentra en un callejón existencial sin salida. Se ha equivocado de camino, jamás estará satisfecho.

Así que curiosamente el hombre satisfecho será necesariamente el Esclavo. ¿Por qué? Veamos: El esclavo actúa solo para satisfacer los deseos del Amo y no los suyos propios, el es quién sabe lo que desea del Amo. Esto se sigue en algunas citas de Lacan del capítulo del Seminario:

El amo podría prescindir del deseo ya que el esclavo le colmaba antes incluso de que supiera qué podía desear (pág. 34, capítulo 2).

Y a este se le añade otro saber ya que el esclavo transforma la materia `prima para su consumo. El saber técnico, artesanal está de su lado. El bestia del Amo solamente destruye (consume) los productos de trabajo del esclavo por lo que -ahora inversamente- aparece el amo animalizado. Puede morir como un hombre pero vive como un animal.

En el final del Seminario XVI dice Lacan

¿Qué saber para el amo entonces? Ninguno, es bobo, es lo no sabido.

Un verdadero amo no desea saber nada, quiere que la cosa marche. ¿Para qué quiere saber? Hay cosas más divertidas (capítulo I, pág. 22).

Y en esta inversión dialéctica, frente a la ociosa e improductiva Dominación -callejón sin salida- la laboriosa servidumbre se revela como el origen de todo progreso humano, social, histórico. La Historia es la Historia del Esclavo trabajador. El trabajo lo libera de si mismo y se convierte e transformador del mundo natural, animal dado. Así «grandilocuente” Hegel dice. El futuro y la Historia no pertenecen pues al Amo guerrero, que o bien muere o bien permanece indefinidamente siempre idéntico a sí mismo, sino al esclavo trabajador. El trabajo trans-forma el Mundo, forma, educa. Cultiva y reprime los instintos frente a la inmediatez del consumo. Crea un mundo objetivo, histórico, humano que es un Mundo no natural. El Esclavo, después de haber producido un objeto artificial se objetiva en algo más que un ser natural y toma conciencia de su realidad humana en ese producto real y objetivo.

Pero aunque el Amo no participa activamente en el proceso, sin su presencia este sería imposible. El terror al amo ha sido el motor: la angustia que inspira el amo es el comienzo de la sabiduría. Además con su angustia ante la muerte, Amo absoluto, puede comprender la realidad esencial en su totalidad.

Y ahí va la historia del espíritu, en al paso de animales conscientes a esclavos que un día se convertirán en hombres libres. Sobre esto dirá Lacan que en el capítulo XII de este seminario que la fenomenología del espíritu es de un humor prodigioso, un humor frío. Es el esclavo quien por su trabajo da la verdad del amo rechazándolo a un lugar inferior. En virtud de ese trabajo forzado llega al final de la historia, a ese término que llama el saber absoluto. El amo sólo ha sido el instrumento, el magnífico Cornudo de la Historia y la astucia de la razón a dirigido todo esté juego. Esa extraordinaria jugarreta que se llama la Fenomenología del Espíritu y hace pensar –leo a Lacan- que a los pobrecitos cachorros que en ese momento no hacen más que entrar en la era industrial, en la gran era del tajo, de la explotación a muerte, van a conducirles a la revelación de esa verdad: que son ellos los que hacen la historia y que el amo no es más el chupatintas que hacía falta para empezar a darle a la manivela. (184) Este discurso de Hegel es en el fondo un discurso de Amo que se basa en la sustitución del amo por el Estado en el largo camino de la cultura para alcanzar el saber absoluto. (pág. 81).

Acabo con una curiosidad que parece que estanca algo del desarrollo del espíritu. Circulando por internet hay una página web «united explanations» que calcula de cuantos esclavos puede disponer un habitante del planeta dependiendo de su nivel de consumo: según el tipo de alimentación, el uso de aparatos tecnológicos, adquisición de joyería o vestimenta o el tipo de marcas. Me salen unos 25 hombre libre hegelianos. Es impresionante.

 

 

 

* Trabajo presentado en la clase del 21 de enero de 2017 del Seminario del Campo Freudiano de Bilbao, Curso 2016 – 2017, dedicado al Seminario 17, El reverso del psicoanálisis, de Jacques Lacan