Mikel Arranz*

 

Contextualización

El texto mencionado está fechado en 1960. Hace mención al informe de Lagache pronunciado en el Coloquio internacional de Royaumont en 1958, en el cual por su lado Lacan presentó su Dirección de la cura.

Lagache fue psiquiatra, editor de las principales obras de Freud en Francia, presidente honorario de la Agrupación Francesa de Roscharch y vicepresidente de la SPP. En 1953 renuncia a ella junto con Dolto y Lacan, por bien de una concepción más liberal del Psicoanálisis y fundan la SFP. En 1963 Lagache debe tomar una posición contraria a la de Lacan para que la SFP siga siendo reconocida por la IPA. En ese momento Lagache defiende la ortodoxia psicoanalítica a la par que se desvincula de la obra lacaniana. Lacan es expulsado de la IPA y Lagache elegido presidente de la naciente Asociación Psicoanalítica de Francia.

 

El texto

Lacan se adhiere a la idea antropológica estructuralista planteada por Lagache a la contra del atomismo psicológico (elemento aislado vs suma de elementos). Existen conjuntos estructurados, con subconjuntos que lo están a su vez. Lacan detalla que dicha estructura no es la forma, necesita una topología. Lagache defenderá que el estructuralismo propiamente analítico es el que se fundamenta en los aspectos teóricos a diferencia de un estructuralismo aparente, descriptivo. Lacan añade un estructuralismo tercero, el de los efectos sobre la realidad que el significante determina allí donde su combinatoria se produce en el campo de nuestra experiencia, que ese donde el ello habla. El criterio genético de la personalidad queda fuera, el económico y dinámico dentro del estructuralismo, el de adaptación aún a estudio. La estructura no es tampoco el organismo ni su fisiología. Lagache indica que el niño antes de existir en, por y para sí mismo, es ya un polo de atributos que el otro le desea, lo es aún antes de existir como estructura cognoscitiva, si bien cree en que ya como feto hay autonomía consciente por su diferenciación primaria gracias a los aparatos perceptivo… motriz…de memoria… que constituyen para él la presencia de un sujeto. Aquí remarca Lacan que se trata de la anterioridad del Discurso del Otro, que lo ex-siste y que más bien el advenimiento del sujeto no dependería de esa diferenciación primaria sino del uso propiamente significante. Es preciso que a la necesidad de alimento… calor… de esa diferenciación primaria del bebe, se añada la demanda, para que el sujeto haga su entrada en lo real, haciendo de ella pulsión, obliterando su realidad al hacerse símbolo de satisfacción. El drama del sujeto en el verbo es que en él se pone a prueba su carencia de ser. Por un lado, remedia la carencia con una imagen, para soportar el precio del deseo, del otro se introyecta en el corazón de su ser, en su agujero, esa relación con lo simbólico.

Para Lagache la intersubjetividad consiste en una relación simétrica por la cual el sujeto aprende a tratarse por el otro como un objeto. Para Lacan el sujeto surge de los significantes que le recubren en el Otro. No se trataría de favorecer la reflexión de un Yo-sujeto cada vez más autónomo que tumbe al Yo-objeto, lo cual para Lacan es una idealidad práctica de Lagache, sino que el verdadero sujeto de deseo es la Cosa, lo más próximo pero lo más lejano, suspensión de deseo, autentico fading que no hay que confundir con el desvanecimiento del Yo-sujeto de Daniel Lagache.

Respecto de la situación del sujeto en la estructura del Ello, Lacan concuerda con el autor que el ello no es inorganizado, afinando que precisamente tenemos de allí el automatismo de repetición, en las pulsiones del Ello no hay negación y en ello reinan las silenciosas pulsiones de muerte. Lagache no escapa de referir esta estructura a las necesidades primarias del organismo, callejón al que se ve conducido por prescindir de la lotería de la función significante. Lacan evoca la boca di Leone para explicar el concepto del ello como depósito de la pulsión, concepto rechazado por Lagache por organicista. Aclara que el ello silencioso, pulsión de muerte, sería una antítesis a proseguirse en la relación del sujeto al significante. Por otro lado, Lagache al leer en Freud que en el inconsciente no hay grado certidumbre, interpreta que no hay afirmación. Aquí señala Lacan el error, no hay certidumbre allí, de acuerdo, pues la certidumbre la da la acción, si bien esto no quiere decir que no hay afirmación. La afirmación (Behajung) en Freud, recuerda Lacan, se encuentra en el primer tiempo de enunciación, seguida de la negación (Verneinung). Lagache con su trabajo quiere otorgar al yo la función de juicio. Lacan repasa el juicio de atribución, lógicamente anterior en la concepción Freudiana al de existencia, para articularlos con el origen estructural de la negación. Apoyándose en el ejemplo de la frase “Je crains quíl ne vienne” (“temo que venga”), sitúa no en el (Je), sino en ese (ne) al sujeto. No es el Yo-sujeto de la frase, sino que ese (ne), que si bien para los gramáticos franceses es algo expresivo o de escaso interés, es para Lacan el lugar en que se encuentra el Sujeto de la enunciación que ya “Avant quíl ne vienne”, (antes de que venga) hace transparente su deseo anticipándose lógicamente.

Para Lagache el sujeto no se distingue de la pulsión, de la meta y del objeto y sería posible una unión ideal del sujeto con el objeto cuando el análisis logre un yo-sujeto más abierto a lo desconocido, un yo más autónomo capaz de controlar ello y superyo que produciría la libertad en la conciencia; Lacan en cambio proponiendo la elisión del significante como matriz de la negación, apunta que el sujeto se afirma bajo la forma de esa negación por la que se defiende del vacío en el que se encuentra. Lugar que estructuralmente exige el nada, la falta, la carencia en ser, en el principio de la creación psicoanalítica. Nos encontramos pues con que el sujeto no está en el yo, sino fundamentalmente está dividido, en contradicción, negando lo afirmado, frente a esa elisión significante respecto de la cual crea su cadena.

El yo tiene una función de desconocimiento, viene a servir a un lugar vacío para el sujeto. Hay un error en la tendencia psicoanalítica que procurara enderezar dicho yo. Lagache introducirá la distinción entre el Yo ideal e Ideal del yo que Lacan matiza mediante su esquema óptico quedando el yo ideal como lo que se conforma del trasitivismo i(a)-i’(a). El Ideal del yo viene al lugar simbólico. El A (Otro) queda detrás del espejo. El niño frente al espejo se da la vuelta para confirmar en los padres eso que ya estaba allí.

El esquema da una vuelta de 180 grados al quedar el analista en el lugar del Otro, llevando al sujeto al campo donde se hipostasia el Ideal del yo.

Lacan aclara que el modelo no deja claro que más allá de la importancia de yo ideal e ideal del yo está el deseo y que tampoco resuelve donde se encuentra el objeto a. Ese objeto a, objeto de deseo es el punto de partida del esquema, objeto parcial, pieza separada a partir de la cual se organiza lo demás.

Finalmente, Lacan en el informe plantea una ética diferente respecto de la del superyó de las categorías Kantianas que iría no por el lado del reforzamiento del yo, sino por la apertura del campo del deseo. ¿Cómo se construye el sujeto respecto de su objeto, cuáles son sus deseos? El ello habla, ¿qué hacer con eso?

 

 

Bibliografía:

1- Observación sobre el informe de Daniel Lagache: psicoanálisis y estructura de la personalidad. Escritos II. Jaques Lacan.

2- El psicoanálisis y la estructura de la personalidad. Daniel Lagache. Traducción: Juan Bauzà y Mª José Muñoz.

3- La segunda tópica freudiana: confrontación Lacan – Lagache. Ensayo, dirigido por Lucía D’Angelo, para la obtención del Certificado de Estudios Clínicos del Instituto del Campo Freudiano, Sección Clínica de Barcelona. Septiembre 2005. Helena Valldeperes. Publicado en NODVS XLIV, Gener de 2015.

 


* Trabajo presentado en la clase del 14 de diciembre de 2019 de la Antena Clínica de Bilbao, Curso 2019 – 2020, dedicado al Seminario X, La angustia, de Jacques Lacan